Opinión

Nube Viajera: En busca del tiempo perdido

Lo natural hubiese sido contar sobre las vivencias de los pasados días en la capital inglesa. pero no quise. mis triunfos me los reservo
viernes, 22 de julio de 2022 · 02:11

Generalmente tecleo de corridito cuando estoy escribiendo de lo que me gusta. Trato de anotar ideas y cositas que se me ocurren -pues ya se me olvida todo-, y, para cuando llego a la computadora, ya tengo casi títulos listos.

Escribí varias cosas en mi libretita en los últimos días. Que sí las bateas con frutas que vi en la obra de Lubaina Himid, que me fascinan; que si hay un sobreuso de la trufa que sabe a caja de cartón. Hice algunas anotaciones también sobre el desayuno inglés y las extrañas similitudes no en sabores pero sí en componentes con el desayuno mexicano: chonchos, frijolitos, algo de vegetales, proteínas con mucha grasa.

Pero llego sin mucha carnita a escribir. Lo natural hubiese sido quizá contar algo sobre las vivencias de los pasados días en la capital inglesa y la puesta en escena de premios, aplausos y selfies con cocineros de todo el mundo. Pero no quise. Mis triunfos me los reservo y los atesoro, -muy merecido todo lo nuestro-, y las críticas son tantas y muchas certeras que al menos hoy, hasta me aburre escribir de ellas.

Quise recoger una piedra en el Támesis y, entre la caminada, el sándwich de pepino, cebollín y huevo, y que estoy distraída, lo olvidé. ¿Ven?, ando poco inspirada. Quizá necesito algo de mis árboles, revisar mi huerto, comer mucho caldo de pollo con arroz rojo; quizá salir a correr en mi quartier, ver mi lago, abrazar a mi tribu. Y cocinar, con los muchos frascos de curry y masala que traigo y que gozo.

Quiero ir a Michoacán y quiero trabajar en largos textos de cocina de la península de Yucatán que traigo pendientes. Regreso de muchos viajes contenta conmigo, satisfecha, con planes y sonriendo hacia mí. Quizá necesito varias semanas en casa para germinar las decenas de semillas que me regaló Guido y que cuidadas y con cariño y mimos, como lo bueno en la vida, se convertirán en sopas, ensaladas y uno que otro mole.

Quiero aprender cosas y con ello llenar esa libreta de ideas, dibujos y botas para contar las historias como me gusta hacerlo, genuinas y del corazón. Ando creativa eso lo siento, con ganas de diseñar locuras y crear sueños, hacer posible cosas que hagan bien. Bloqueo le dicen al síndrome de cuando el que escribe nomás no puede hacerlo. Denme unos días, un caldo de camarón con mucho limón y algunos abrazos que ando necesitando y, como Proust y sus larguísimos textos, -y también en busca del tiempo perdido-, me les pongo al día.

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