Panorámicas del servicio
Escuchar y la caja de pandora
Tener buena comunicación es esencial, y para poder tener buena comunicación se deben abrir ciertos canales...Hace poco se acercó un mesero para decirme que quería hablar, que veía algunas cosas que eran un peligro y que ninguno de sus jefes le habían podido dar solución. Ante tremendo bombazo, dejé lo que estaba haciendo y me fui a tomar un café con él. ¿Qué podría ser tan malo?
Como siempre que pasa algo así, hubo cosas que me hicieron sentido, otras que no y un par que de plano se me hicieron ridículas.
Antes de hacer cualquier cosa al respecto, siempre procuro tener toda la información de las fuentes disponibles, como decimos, tener la película completa, una vieja práctica que me ayuda a ser lo más objetivo posible y el riesgo de abrir la caja de Pandora.
Tener buena comunicación es esencial, y para poder tener buena comunicación se deben abrir canales que van desde sentarte a tomar un café con un colaborador, hasta hacer dinámicas en grupo. El problema con esto es que, si el líder no sabe equilibrar los canales, el riesgo de que algo se salga de control se vuelve altísimo.
Por lo que, como todo en la vida, se trata de ser estratégicos. Pocas cosas pueden ser tan dañinas como un mal manejo en la apertura de los canales de información, es algo que he visto.
He visto que un gerente presta tanto oído a su equipo, que se crea una falsa sensación de obligación, en la que uno o más colaboradores se ofenden si el gerente no hace caso a sus recomendaciones. También, he visto equipos donde hay una o dos personas que de alguna forma confunden el que se les escuche, con tener trato preferencial.
La gente siempre será gente y la condición humana es así. Si prestamos demasiado oído, dejamos de ser objetivos, desvirtuamos el propósito de la práctica de escuchar. Como todo en la vida, ni mucho, ni poco, sólo lo necesario. Y si eres como yo, verás que en la vida no hay recetas exactas, cada momento es regido por su contexto y cada contexto te exige una fórmula particular. Sé fuerte, lee entre líneas, escucha lo que te dice tu equipo, pero escucha más a lo que no te dicen. Si estás pendiente, si estás presente, no hay forma de que las cosas se salgan de control.