Cocina

La gran puesta en escena

No todo gira en torno a la cocina, las grandes experiencias nacen de los momentos inesperados ¡Que usted la guise bien!
viernes, 26 de junio de 2020 · 04:12

La mejor forma de educar adolescentes es en grupos mixtos, para que así se enamoren de todos al mismo tiempo y no de uno por intoxicación”, sabias palabras de un educador que resultaron verídicas.  
La primera vez que hice este experimento, fue cuando mi hija tenía 15 años. A ella y a su grupo de amigos les di un curso de oratoria con unos resultados magníficos, ya que todos los jóvenes eran muy dispuestos y trabajadores.  


Más o menos por 1970, en las escuelas del entonces Distrito Federal, las vacaciones de fin de año caían en diciembre y enero; en el resto de la República, eran igual que ahora, lo que causaba muchos problemas. Entonces, la Secretaría de Educación decidió poner las vacaciones de la Ciudad de México en cuatro meses, para emparejarlas con el resto del país. 


Pero, ahora el problema fue qué hacer con los muchachos dos meses libres. Y a mí se me ocurrió la gran idea de hacer teatro.  
Conseguí a un director joven y muy talentoso, se llama Mario Jiménez Pons, quien aceptó con gran gusto hacer teatro con los jóvenes. Invité a otros chicos de matrimonios amigos, quienes también aceptaron gustosos, y rápidamente se formó el grupo.  
Mario eligió la obra “Nuestra Natacha” de Alejandro Casona, y empezaron los ensayos con gran entusiasmo en la sala de mi casa, que era muy amplia. 


Yo les había ofrecido que si se lograba montar la obra yo conseguiría en teatro. Yo me desentendí de los ensayos, pero un día me llamó Mario, para que los viera trabajar y me sorprendí de que ya estaba casi lista la obra y de lo bien que lo hacían, pero, no había teatro. 

Entonces corrí con el director del Colegio México, en el que estaban mis hijos, y le conté mi compromiso, pidiéndole si nos prestaba el teatro del colegio para montar la obra, lo cual aceptó gustoso porque él estaba haciendo su tesis de maestría, justo, con la experiencia de hacer teatro con jóvenes. Me dijo que contara yo con el teatro y que a cambio le contara yo toda la experiencia. Fue un intercambio maravilloso. 


La forma en la que trabajaron y colaboraron los chicos fue increíble, todos se coordinaron para hacer la escenografía en el patio de la casa que, quiero aclarar, que la manera en la que todos trabajaron y recogieron todo lo que usaron fue increíble, dejaron la casa limpia y arreglada.  


Los boletos para la obra los vendimos con nuestros amigos del movimiento familiar cristiano, que se sorprendieron cuando vieron lo profesional que estaba la puesta en escena y nos pidieron que lo repitiéramos, ellos se encargaron de vender los nuevos boletos, y fue otro éxito. 


Con gran satisfacción de todos lo hicimos, gran éxito. El consejo del director para hacer teatro con jóvenes fue lo mejor, ya que tuvimos grandes resultados y satisfacción, no sólo para unos, sino para todos.  Así, amigos, es una de las experiencias más gratas que tenemos en la familia, así que si siguen ese consejo no se van a arrepentir. Se cumplió la profecía, se enamoraron de todos al mismo tiempo, y además se hicieron grandes amigos.

Recuerdos de Chepina Peralta

Conseguí a un director joven, era Mario Jiménez Pons, quien aceptó con gran gusto hacer teatro con los jóvenes”.

 

Por Chepina Peralta-Chef

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