Opinión

Nube viajera: Noticia de un secuestro

El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro o persona detenida contra su voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador
viernes, 11 de diciembre de 2020 · 01:25

¿Mi secuestro?, el año 2020. Permítanme el comparativo sin ofensa, pues dimensiono perfectamente la diferencia. Pero este, un año en el que muchos no tuvimos la libertad de ir, de trabajar, de hacer, de probar, de tener, o de decir; a mi, me está convirtiendo en una víctima de esta particular sensación nórdica que recién describía. ¿Qué dé la vuelta la vida o que se quede igual?; me está costando decir adiós a cientos de días muy difíciles, pero inmensamente felices.

Quise estar mil veces tomando PYCM sumergida en enfriadora transparente y con vistas a mis -porque son míos-, cielos rosas. Y no pude. Pensé tanto en el mar, pero el año raptor me lo impidió. Quería viajar a Oaxaca a comer como sólo en mi país se puede comer. Pero no hice nada de eso y cuando pienso ¿será que desarrollé aquella complicidad con el año en pandemia que me obligó a ver otras cosas importantes? Insisto, me encuentro a veces no sabiendo cómo despedirlo, aunque si sé, que muy pronto será otro año, y será muy bueno. Eso lo tengo claro.

Los que me conocen saben que me gusta muchísimo el pan con mantequilla. En días tristes y en días felices. Los últimos meses he buscado las rebanadas perfectas, las mantequillas estelares -encontré la gran neozelandesa Anchor que hoy adoro-; pero quise la mantequilla de Etxebarri, sí, y me hizo falta saborear una hecha especialmente para mi que nunca probé. Y busco pan, de verdad, pero vuelvo al mismo sabor acidito ese de una noche de fermentación. Me quedo con mis mañanas soleaditas al lado de una ventana, tomando café y viendo verde. Así es este año, raptor, todo raro, todo difícil, pero todo llenador también. Sentimientos encontrados, sí. Pero se viene bueno, muy bueno, la vida es de los valientes y, aunque quizá ya no sea mía, bien pronto, regresaré a probar la mantequilla que se pensó para mi.

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