Escoger las frutas perfectas cuando vamos al mercado es todo un arte. Tienes que saber ciertos trucos para elegir la opción adecuada; aquella que no le falta madurez y tampoco aquella que ya está pasada. Esta tarea se vuelve más difícil cuando no tenemos experiencia haciendo las compras y seleccionando los productos que vamos a consumir. Por eso, te queremos compartir algunos trucos para que sepas cuando el mamey ya está listo para comerse y en su punto perfecto para usarse.

El mamey es una exquisita fruta que puede agregarse en licuados, aguas, postres, gelatinas e, incluso, comerse sola a pequeños bocados. Este alimento es una rica fuente de vitamina A, C, calcio, hierro y fósforo que ayudan al cuerpo a revitalizarse, así como proporcionarle energía. Por eso, aquí te compartimos algunos tips que te ayudarán a saber cuando el mamey está listo para disfrutarse. 

¿Cómo sé si el mamey está listo para comerse? 

Usa tus manos 

Una manera sencilla de saber si el mamey está listo para comerse es tocándolo. Con las yemas de tus dedos presiona suavemente la fruta y si está muy dura, no está lista para consumirse. De lo contrario, si se siente blanda, es la opción para preparar tus batidos. Ten en cuenta que el mamey no debe sentirse aguado, porque eso es un probable signo de que está pasado. 

El color 

Un gran aliado en saber cuando una fruta está lista para comerse es el color. Si la cáscara de mamey tiene un tono café uniforme y sin manchas, está lista para utilizarse. El color de la pulpa también es importante, pues cuando está en su punto es rojo con tonos naranjas y brillantes. 

¡Ayuda!

Si de plano ya lo intentaste varias veces y no logras saber si el mamey está listo para consumirse, pregunta a los vendedores cuándo puedes utilizarlo, pues ellos, tras años de práctica, tienen todas las herramientas y conocimientos para saber cuál es el ideal para ti y para el uso que le darás.

¿Cómo madurarlo? 

Si compraste mamey, pero aún se siente muy duro, puedes envolverlo en una hoja de periódico para que madure más rápido; sin embargo, revísalo diario, pues si dejas que pasen los días, puede echarse a perder y ya no serte útil para lo que lo ibas a utilizar. Puedes usar el hueso de mamey para preparar una rica y refrescante agua, ¡no lo tires!