Vino y queso

¿Cómo maridar vinos con quesos? Te damos algunas combinaciones más que perfectas

Degustar quesos REAL CALIFORNIA MILK con vino es una verdadera experiencia gastronómica. Sigue las recomendaciones
viernes, 5 de marzo de 2021 · 02:00

Tanto el queso Real California Milk como el vino son alimentos vivos, que se elaboran a través de un proceso de fermentación. Ambos son alimentos antiguos y compañeros clásicos, cuyo sabor varía dependiendo de la estación y cambia a medida que añejan. Todo esto convierte al maridaje de estos dos alimentos en una búsqueda deliciosa, aunque algunas veces desafiante.

El placer de comer un buen queso puede enriquecerse cuando se le marida con el vino adecuado. Existen unas cuantas reglas concretas y rápidas y los expertos admiten que en última instancia el maridaje perfecto es con frecuencia una cuestión de gusto personal.

Por ejemplo, las pautas básicas. Un enfoque es crear sabores contrastantes u opuestos en el maridaje. Los quesos salados y los vinos afrutados pueden ser grandes compañeros, tomando en cuenta que hay que seleccionar intensidades similares: un queso muy salado con un vino muy afrutado, y un queso semiduro o menos salado con un vino cuyas notas frutales sean más tenues.

Con frecuencia, el maridaje de quesos y vinos se basa en similitudes más que en contrastes. Combina sabor y textura maridando quesos delicados con vinos ligeros, quesos robustos con vinos de gran cuerpo, y quesos duros y maduros con vinos más añejos.

CONSEJOS QUE DEBES TOMAR EN CUENTA

Ten en mente que el queso recubre las paredes bucales y puede apagar los matices de un vino delicado complejo, y al mismo tiempo exagerar los taninos. Los quesos cremosos van mejor con vinos ligeros que tengan taninos suaves y sabores frescos.

A continuación, presentamos algunas pautas que pueden ayudar a crear maridajes entre dos deliciosos alimentos y convertirlos en grandes compañeros.

• Maridar quesos simples con vinos ligeros

Evita opacar un queso joven y suave con un vino complejo. En lugar de ello, seleccione vinos que sean ligeros, de sabor fresco y suavemente afrutado, como el Sauvignon Blanc, el Riesling o el Rosado afrutado.

• Maridar quesos añejos con vinos suaves y añejos.

La experta en quesos Laura Werlin afirma en su libro “The All American Cheese and Wine Book”, dice que el sabor de algunos quesos y vinos se dulcifica y se vuelve más redondeado a medida que pasa el tiempo, lo que les permite “encontrar compañerismo, ya que ninguno de los dos está interesado en ganarle al otro la atención”, y cita ejemplos como el Gouda Añejo con el Syrah, o el Cheddar con el Cabernet Sauvignon.

Maridar quesos fuertes y de sabor penetrante con vinos suaves.

Los quesos de sabor fuerte pueden tener una textura suave y mantecosa, o bien grumosa e intensa. Combine estos quesos de intenso sabor con un vino dulce o contrastante, como puede ser un Oporto o un Riesling de cosecha tardía.

• En general, los vinos blancos se llevan mejor con los quesos que los vinos tintos.

Debido a que los vinos blancos por lo regular tienen un sabor ácido y afrutado, maridan bien con la salinidad que poseen la mayoría de los quesos. Los vinos tintos con acidez y notas frutales suaves y jugosas crean buenos maridajes con los quesos, siempre y cuando el vino tinto en cuestión sea bajo en taninos. Werlin señala que el queso influye en el sabor del vino mucho más que a la inversa, y que el queso puede resaltar, e incluso crear, sabores amargos en el vino. La razón principal de por qué los vinos blancos se llevan mejor con los quesos es porque su elaboración no se realiza con mucho roble, si es que esta madera siquiera se utiliza (con la excepción de algunos Chardonnays). Los vinos tintos siempre se elaboran con roble, y además poseen taninos de forma inherente. Esta combinación hace que el maridaje entre queso y vino sea más complicado, apunta Werlin.

• Los vinos de postre, que son dulces, hacen un buen maridaje en contraste con la salinidad del queso.

La rica dulzura de los vinos de postre los vuelve ampliamente compatibles con quesos cremosos y de sabor fuerte, y también con quesos extraduros y de sabor terroso. Werlin señala que los maridajes contrastantes deben realizarse en un esquema de “igual y opuesto”, es decir, maridar un queso medianamente salado con un vino de dulzor moderado, o bien un queso muy salado con un vino mucho más dulce.