¿Cuál es el mejor vino blanco para cocinar? Te lo explicamos y te damos algunos tips para escogerlo

En estas fechas tan festivas, siempre se nos antoja  comer algo diferente porque la ocasión lo amerita. Después de un año tan difícil, claro que tenemos que despedir 2021 con una comida y bebida especial. Y en este saco verdaderamente cabe todo. Particularmente porque cuando nos gusta comer bien, siempre hay un montón de posibilidades. Por eso si quieres cocinar algo cool en estas fechas, más vale que te des el gusto.

Y para esos momentos no hay nada mejor que un buen platillo con vino y no cualquiera, sino blanco. ¡Sí, ése que usamos para brindar también! A diferencia de ése, este no es espumoso, pero lo creas o no, tiene su encanto para preparar diferentes platillos, que bien pueden llamarse gourmet. Especialmente, porque se preparan con especial cuidado y llevan un vino que puede o no ser caro, pero la preparación es especial. 

El vino blanco es una variedad de vino que puede oscilar entre las tonalidades amarillo pajizo, amarillo verdoso o amarillo oro. Se produce por la fermentación alcohólica de la pulpa no coloreada de uvas que pueden tener una piel de color blanco o negro, a fin de mantener un color amarillo transparente en el producto final. Hay una amplia variedad de esta bebida que proviene de la gran cantidad de cepas y métodos de elaboración empleados, así como de la relación de azúcar residual.

¿Qué tipos de vino blanco hay y cómo elegir uno para cocinar?

El vino blanco se estima que se consume desde hace 2500 años. Ha acompañado el desarrollo económico y se ha instalado en todos los países con tradición en el consumo de vino, principalmente en Europa, América y Oceanía. Existen un montón de platillos donde se usa esta bebida para cocinar. Ahí están por ejemplo la merluza en salsa verde hecha con vino blanco, el pollo en salsa de esta bebida o los camarones al vino blanco con limón al ajo.

Entre los muchos tipos de vino blanco, el vino blanco seco es el más común. Más o menos aromático y ácido, se deriva de la fermentación completa del mosto. Los vinos dulces son aquellos donde se interrumpe la fermentación antes de que todos los azúcares de la uva se conviertan en alcohol. Los vinos espumosos, que son en su mayoría vinos blancos, son aquellos en los que el dióxido de carbono de la fermentación se mantiene disuelto en el vino y se convierte en gas cuando se abre la botella. 

A pesar de la gran variedad que hay de estos vinos, no todos son geniales para cocinar. Por eso, aquí te adelantamos cuál es buena idea elegir, aunque claro, todo depende de lo que quieras cocinar, porque dependiendo de esto, que es como un maridaje, se elige uno. Para la carne de cerdo, por ejemplo, funciona un oloroso, fino o amontillado; mientras que par la ternera, conviene un vino blanco seco y para las aves uno tipo cava es fenomenal, aunque si tienes varo, el champagne también va bien.

Ahora aquí, dos aspectos que tienes que tomar en cuenta son: 

Calidad

Siempre conviene usar un vino de calidad y no un vino "de batalla". Nunca cocines con un vino que no te beberías.

Cantidad

 El vino en exceso da un sabor muy potente a las salsas y puede enmascarar el sabor de la carne. Por tanto, siempre es preferible usarlo con moderación.