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¿Cuántos tipos de levadura para hornear existen y cómo usarlas? Aquí te contamos

Las levaduras nos ayudan a obtener esa consistencia esponjosa en el pan o bizcocho, pero ¿sabes por qué se usan diferentes en cada receta?
jueves, 4 de noviembre de 2021 · 20:21

¿Cuántas veces no leemos o escuchamos "levadura" en las recetas de panadería y repostería? Aunque damos por hecho que la levadura es un polvito que se agrega para aumentar el tamaño de nuestro pan o bizcocho, la realidad es que existen varios tipos de levaduras, y cada una se emplea de forma distinta. En primera instancia diremos que la levadura es un hongo, pero no te asustes, se trata de uno microscópico.

Estos hongos tienen la capacidad de realizar una descomposición de diversos compuestos orgánicos, especialmente aprovechan las azúcares y los carbohidratos, y producen otras sustancias. Las levaduras no sólo se usan en la panadería, sino también en procesos de fermentación alcohólica, como la levadura de cerveza, pero en el caso de los panes convierte los compuestos presentes en la masa en un tipo de gas dióxido de carbono.

Este proceso permite que la masa se expanda y una vez que se hornea, se consigue esa textura esponjosa que tanto amamos de este alimento. A continuación te contamos cuántos tipos de levadura para hornear existen y de qué forma se usan, de modo que esta breve guía te acerque un poco más a la variedad de productos que se usan al hacer un pan y por qué se prefiere uno en lugar de otro en ciertas recetas.

Tipos de levadura para hornear

  • Levadura fresca

Se le llama levadura fresca porque tiene una consistencia ligeramente húmeda y se debe a que los hongos aún se mantienen vivos, aunque mueren una vez que llegan a los 50 grados C. Se vende en bloque y se debe almacenar en el refrigerador para conservarse, pues su origen es biológico. Su uso le da un sabor extra a los panes y actúa previo al horneado.

¿Cómo se usa? Antes de agregarla a la masa se debe diluir con agua tibia, una vez integrada se añade a la harina para crear una masa homogénea, se deja reposar para que crezca en tamaño antes de hornear.

  • Levadura seca

A diferencia de la levadura fresca, la seca es más duradera, por lo que su fecha de caducidad es más larga y por ello, es más conveniente en el pan que se elabora en casa. Esta levadura suele venderse en sobres sellados herméticamente y aunque tiene unas características similares a la fresca, se caracteriza por venir deshidratada y granulada, es decir, como un polvo.

¿Cómo se usa? Al ser un polvo, esta levadura se suele añadir directamente en la harina, y a diferencia de la anterior no requiere reposar previo al horneado. Ésta no tiene sabor y es importante tener en cuenta que 1 gramo de levadura seca es lo mismo que 3 gramos de levadura fresca.

  • Levadura química

Como su nombre lo indica, esta levadura es de origen químico, pues contiene bicarbonato de sodio y algún ácido que actúan en conjunto para obtener el CO2 que se requiere para obtener una reacción durante el horneado. Este tipo de levadura no es tan útil para los panes y en cambio, se prefiere más en la cocción de galletas y algunos tipos de bizcochos.

¿Cómo se usa? La levadura química se agrega directamente en la harina, regularmente se tamiza para evitar grandes residuos, y no requiere de reposo previo al horneado. Este tipo de levadura también suele usarse en preparaciones que van en sartén y que buscan esponjar la receta, por ejemplo, las "tortitas".

  • Levadura salvaje

Ésta se obtiene de un proceso que al final nos da como resultado la famosa "Masa Madre", también conocida como levadura salvaje. Se trata de un fermento compuesto por harina y agua que al combinarse y dejarse en una temperatura cálida (de 24 a 27 grados C) con un ambiente controlado, comienza a desarrollar levaduras como la Saccharomyces cerevisiae, bacterias y microorganismos que comienzan una fermentación al consumir los azúcares presentes en la harina.

¿Cómo se usa? Regularmente se toma una porción de la masa madre que se disuelve en un poco de agua, una vez que se desintegra se añade harina y se amasa todo hasta obtener una masa homogénea.

Una vez unificada, se deja en una fuente de calor para que duplique su tamaño, este es un pre-fermentado. Luego se repite el proceso y se recomiendan al menos dos reposos más antes de hornear.

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