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¿Intolerancia a la lactosa? Descubre de qué se trata y cómo reconocerla

La lactosa está relacionada incluso con síntomas de depresión, ansias por comer dulces, gases e hinchazón estomacal
martes, 22 de junio de 2021 · 13:44

Si has escuchado a alguien diciendo que tiene intolerancia a la lactosa, seguramente te remite de inmediato a los lácteos, pero ¿sabías que tiene que ver con el azúcar? Las personas con intolerancia a la lactosa no pueden digerir el azúcar (lactosa) que contiene la leche debido a una deficiencia en la producción de la enzima lactasa.

Esto ocurre porque el intestino delgado no produce la enzima, razón por la cual la lactosa no se fragmenta y pasa directo al intestino grueso donde las bacterias la fermentan y la transforman en gases y ácidos. Asimismo, se ha demostrado que el intestino irritado por la fructosa no es capaz de extraer el triptófano de los alimentos, de manera que el cuerpo no sintetiza la serotonina.

El triptófano es un aminoácido necesario para la producción y mantenimiento de las proteínas, músculos, enzimas y neurotransmisores del cuerpo y su deficiencia en el organismo se asocia a la depresión y a una apetencia desmedida por los dulces, de ahí que se deriven problemas también en el estado de ánimo o la complexión física de una persona.

¿Cómo saber si eres intolerante a la lactosa?

Aunque es fácil confundir los síntomas de la intolerancia a la lactosa con problemas digestivos de otro origen, es importante observar los cambios que experimenta nuestro organismo y que suelen comenzar entre 30 minutos y dos horas después de comer o beber alimentos con lactosa.

Los síntomas más frecuentes son:

  • Diarrea
  • Náuseas
  • Vómitos (en ocasiones)
  • Cólicos estomacales
  • Hinchazón del estómago
  • Gases

Ahora bien, hay tres tipos de intolerancia a la lactosa:

* Primaria: Es el tipo más común y quienes la desarrollan comienzan la vida produciendo suficiente lactasa. A medida que los niños reemplazan la leche por otros alimentos, su producción de lactasa normalmente disminuye, pero suele ser suficiente como para digerir la cantidad de productos lácteos presentes en una dieta típica de adultos.

* Secundaria: Se produce cuando el intestino delgado disminuye la producción de lactasa después de una enfermedad, lesión o cirugía que afecte a dicho órgano. El tratamiento podría restaurar los niveles de lactasa y mejorar los signos y síntomas, aunque puede llevar tiempo.

* Congénita o del desarrollo: Con poca frecuencia, este trastorno se transmite de una generación a otra, en un patrón de herencia llamado "autosómico recesivo", lo que significa que tanto la madre como el padre deben transmitir la misma variante genética para que un niño padezca esta afección.

Existen factores de riesgo como estar en la edad adulta; ser de origen africano, asiático, hispano o nativo americano; haber nacido prematuramente; sufrir alguna afección del intestino o estar en tratamiento oncológico.

Lo más recomendable en caso de que sufras intolerancia a la lactosa es reducir al mínimo el consumo de los lácteos o evitarlos y buscar atención médica especializada si crees que puedes sufrir deficiencia de calcio. Recuerda que actualmente existen muchas alternativas a los alimentos de origen animal, incluidos los lácteos.

Fuentes:

Revista del Consumidor, junio de 2021

Mayoclinic

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