Más que una simple herramienta para moler, el molcajete le da un toque único y distintivo a la comida mexicana. Detrás de su uso hay toda una historia llena de tradición y momentos clave para la consolidación de la identidad de nuestro país. No es de extrañar que por lo mismo, hoy se siga usando pero con materiales variados, ¿cuál es la diferencia entre ellos?

Tradicionalmente, el molcajete es una especie de mortero elaborado de piedra volcánica; que es tallada en forma cóncava y en el que se machacan o muelen especias, granos y vegetales en poca cantidad.

Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) el término “molcajete” procede de las palabras "mollicaxtli" y "temolcaxitl", que en náhuatl significan “cajete para la salsa” o “cajete de piedra para el mole”. Aunque el Diccionario de la Lengua Española afirma que proviene de la palabra "mulcazitl" que significa “escudilla”.

Este tipo de morteros ha sido empleado en la elaboración de los alimentos desde la época prehispánica. Además, en sus orígenes se excavaban en una roca a modo de hueco para poder moler el maíz y otros frutos secos. Desde su creación, hasta hoy, no existe licuadora que consiga el mismo sabor y consistencia que el molcajete por lo que es muy apreciado en todo el país; por eso es importante preguntarnos si hay diferencias significativas entre su versión original y aquellos que son elaborados con cemento.

EL TRADICIONAL: MOLCAJETE DE PIEDRA

Para la elaboración de este tipo de utensilios, el artesano redondea la piedra volcánica- que en su mayoría provienen del pueblo de San Lucas Evangelista en Tlajomulco, Jalisco- con amor y tesón. También hay otros trabajados con piedra de Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Puebla y el Estado de México

Este trabajo se hace con una picadera hecha de hierro forjado y para hacerlo primero se pica la piedra, luego se marcan las patas con cincel y martillo y después se ahueca la superficie.

Gracias a este proceso, el molcajete de piedra se caracteriza por ser resistente, pesado y de apariencia grisácea o negra. Es ideal para moler y preparar las salsas más tradicionales. No obstante, no es tan fácil de conseguir, pues al ser una auténtica artesanía no lo encontrarás en supermercados.

EL COMERCIAL: MOLCAJETE DE CEMENTO

Ahora bien, el molcajete hecho con cemento es mucho más comercial y puedes ubicarlo fácilmente a buen precio. El problema es que éste es mucho más fino, es delicado y posiblemente no puedas darle el mismo uso rudo que al original.

Además, se sugiere que los materiales con los que se elabora, más allá del cemento, pueden ser tóxicos a la larga. Todo dependerá de qué tanto uses o qué tipo de empleo le des a este utensilio.