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¡No los confundas! Diferencias entre la mortadela y el jamón

La mortadela y el jamón no sólo se diferencian en el sabor y el precio, aquí te hablamos de otras características para conocerlos mejor
jueves, 9 de diciembre de 2021 · 14:35

Quienes no han probado la mortadela o el jamón pueden pensar que son lo mismo, pero su sabor sin duda delata las diferencias que pueden apreciarse en el paladar. En México, nos arriesgaríamos a decir que ambos son consumidos con la misma regularidad, ya que la mortadela resulta mucho más económica que el jamón, aunque también depende mucho de la marca que se consuma o del tipo de jamón que se adquiera.

La textura de la mortadela podría decirse que es mucho más suave y pastosa, además de que las rebanadas regularmente son más gruesas que las del jamón. Y aquí nos referimos principalmente al jamón de venta comercial y que se presenta en rebanadas o se vende con este corte a granel, ya que también existen otras variedades de este embutido, aunque posiblemente te queden mucho más claras las diferencias entre ambos con este artículo.

Si bien estas características son muy importantes para el consumidor, existen otras que no conocemos y que hacen que la mortadela y el jamón no sean lo mismo, por lo que aquí te contamos de algunas de sus principales diferencias. Aunque muchos menosprecian a la mortadela y la consideran "vulgar", la realidad es que es un fiambre, al igual que el jamón, con una historia y unas características muy peculiares que seguramente te van a sorprender una vez que las conozcas.

Diferencias entre la mortadela y el jamón

Mortadela

Según Larousse Cocina, la mortadela se puede definir como un "embutido de origen italiano, especialidad de Bolonia", la cual se considera una "especie de salchichón grande, un poco ahumado y aromatizado de distintas maneras (originariamente con mirto -en italiano-, y de ahí su nombre)".

Para su venta, se corta en rebanadas redondas y "se presenta como una pasta fina y clara, en la que se reparten dados de grasa".

Además, la mortadela es una carne de cerdo a la cual se le agregan cubos provenientes de la garganta de este animal, aunque en algunas regiones se puede elaborar con res, caballo o una combinación de estos animales.

A su preparación se le agregan sal, especias y diversas hierbas aromáticas e incluso, es muy conocida una a la que se le añaden pistaches o aceitunas. Al molerse e integrarse, se suele hornear a no más de 70 grados C para cocinarla, luego se agrega agua y se somete a un proceso de enfriamiento que le brinda un tono rosa pálido.

De acuerdo con la USDA, la mortadela aporta 311 calorías por cada 100 gramos de su peso.

Jamón

Según Larousse Cocina, el jamón se define como el "muslo de cerdo por lo general preparado para ser conservado", aunque se vende en diferentes presentaciones como lonchas o rebanadas, fresco, cocido, crudo, curado y ahumado.

En sus características físicas destacan su "color rosa claro homogéneo, carnoso y estar rodeado, por debajo de la corteza, de una fina capa de grasa".

En el pasado, los galos lo conservaban frotando la carne con sal, hierbas y vinagre, para dejarlo secar y ahumar. En la actualidad también se puede salar, aunque con una inyección dosificada de aproximadamente 10 por ciento, luego se pasa a un "amasado en cuba giratoria al vacío, seguido de un enmoldado en bolsa de plástico retráctil y previamente desgasificada al vacío."

De acuerdo con la USDA, el jamón deshuesado y extra margo, es decir, con 5 por ciento de grasa, aporta 145 calorías por cada 100 gramos de su peso, mientras que el jamón de pavo aporta 126 calorías por cada 100 gramos.

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