Muchos califican este momento de la humanidad, como el de la moda de las intolerancias. Para aquellos que vivimos con una intolerancia alimenticia, estos tiempos son una genuina pesadilla. Viajar es complicado, y no viajar también.
Las tres intolerancias o alergias más comunes son: la lactosa, el color rojo 40 (que da ese tono vivaz a gran parte de los alimentos) y, por último, el gluten.
El uso del colorante rojo 40, poco a poco, se ha prohibido, por lo pronto, en los Estado Unidos. Muchos países siguen esta prohibición por las reacciones adversas inmediatas y a largo plazo que éste causa. Pero, sobre todo, por el hecho que lo podemos encontrar en una gran variedad de alimentos y bebidas.
La intolerancia a la lactosa se debe a una escasez de enzimas que se producen en el intestino delgado. Estamos más familiarizados con esta intolerancia. Las pastillas para sobrellevarla existen desde hace ya más tiempo. Todos tenemos, por lo menos, un amigo que no puede con los lácteos.
El tema del gluten es diferente, éste se ha agudizado en los últimos años gracias a la pobre calidad de los granos del cual se deriva. Vivimos en un mundo donde el gluten es rey. Desde la cerveza, así como ciertos productos a base de soya y obviamente harinas de trigo, centeno, avena y cebada, todo tiene gluten. Las aerolíneas no proponen ni botanas ni menús para aquellos que padecen de esta intolerancia. Es más, incluso en los restaurantes, los intolerantes o los celíacos reciben miradas de “ay si tu, como no”.
La pobreza en la calidad de los alimentos encarece las dietas sanas y privilegia sólo a los que pueden pagarlas. Ya no hablemos de los tratamientos para poder vivir en el mundo con aquellos que no padecen de ellas.
La comida es un derecho para todos. La producción en masa y los químicos utilizados marginalizan cada vez más este derecho básico.
México es el paraíso de los celíacos. Gran parte de nuestra alimentación, al estar centrada en el maíz , el frijol y el arroz, libra a los más sensibles de sus graves consecuencias. Ésto a condición de buscar tortillas de calidad, ya que las de fácil acceso contienen soya y, ya con eso, bailó Berta.
Comer nunca fue tan importante y complicado como ahora.