Opinión

A pedir de boca: Tres años con la boca abierta

Hoy sé que no escribo sobre restaurantes. Escribo sobre momentos que pasaron entre platillos. Sobre sobremesas que sabían que eran la última. Sobre cenas que no fueron románticas, pero dejaron marca

A pedir de boca: Tres años con la boca abierta
Foto: Especial

Hay cosas que se aprenden cuando se escribe con hambre.

Uno empieza creyendo que va a hablar de comida —del restaurante de moda, de recetas, de sabores— y termina contando lo que realmente importa: la culpa, el cuerpo, la espera, el deseo, lo que duele y se calla mientras se mastica. Así nació A pedir de boca. Como un antojo narrativo. Como una forma de sentarse a la mesa con extraños y decirles: “yo también he sentido eso”. 

Tres años después, ya no sé si esta columna habla de comida o si sólo la uso para hablar de todo lo demás. Porque sí, aquí se han descrito pasteles, bares, tacos, vinos, postres. Pero también se ha escrito sobre la gente que se va sin dejar nota, sobre las conversaciones que empiezan con pan y terminan con una ruptura, sobre la nostalgia que huele a mantequilla, sobre la ternura absurda de pedir postre aunque ya no haya con quién compartirlo. 

Hoy sé que no escribo sobre restaurantes. Escribo sobre momentos que pasaron entre platillos. Sobre sobremesas que sabían que eran la última. Sobre cenas que no fueron románticas, pero dejaron marca. Sobre la forma en que comemos cuando no queremos sentir, y sobre la forma en que sentimos cuando ya no hay nada que comer. 

He aprendido que escribir con hambre también es escribir con rabia, con ironía, con deseo, con memoria. Que a veces el texto sale entero y otras tantas, como el arroz, se pega. Que hay columnas que duelen y otras que alivian. Que hay verdades que solo se pueden decir hablando de maridajes y destinos.

Tres años no suenan a mucho. Pero en un mundo que aplaude la inmediatez y celebra lo superficial, sostener una columna con voz, con entrañas, con honestidad, es casi un acto político. Y emocional.

Esta columna no es sobre comida. Es sobre lo que nos pasa entre bocado y bocado. Sobre la vida que ocurre entre plato y plato. Sobre las cosas que a veces solo se entienden cuando alguien las escribe con la boca abierta.

Gracias por tres años, gracias por seguir leyendo.

¡Buen provecho!