Opinión

Panorámicas del servicio: Hospitality is coming

El Trono de Hierro no está en la cocina ni en la caja. Está en servir sin doblegarse, comandar sin gritar, resistir sin romperse y sonreír incluso cuando todo arde

Panorámicas del servicio: Hospitality is coming
Foto: Especial

El otro día, conversando con unos amigos de la industria, surgió Game of Thrones. Entre bromas y comparaciones, imaginé sus restaurantes como Westeros: un mapa de egos, tensiones y lealtades frágiles, donde cada turno es una batalla y cada mesa un reino por conquistar. 

En la sala hay alianzas discretas, pactos no dichos, traiciones a fuego lento y batallas sin sangre, pero con egos heridos. Como en Westeros, el poder en el restaurante no siempre lo tiene quien aparenta, sino quien se mueve entre sombras y anticipa el caos. Bienvenidos al servicio: el otro juego de tronos. 

El reparto del reino 

El Chef es Daenerys Targaryen: visión, fuego y, a veces, demasiado fuego. Lanza órdenes como llamaradas y espera devoción incondicional. Puede elevar la experiencia o incendiarla. Olvida que ningún reino se sostiene sin lealtades. 

El Director de Operaciones es Tyrion Lannister: sin dragones ni corona, mantiene la paz entre reinos enfrentados. Negocia con egos desatados, calma tormentas y toma decisiones que nadie agradece, pero todos juzgan. Un diplomático con cicatrices. 

El Sommelier es Varys: escucha más de lo que habla, se mueve con sigilo y carga secretos líquidos. Una copa puede redimir o arruinar la noche. Tiene intuición y el poder de transformar lo invisible en experiencia. 

La capitana de sala es Brienne de Tarth: leal, firme, sin maquillaje emocional. Protege al equipo, defiende la estructura y muere de pie antes que entregar un turno desordenado. En ella se sostiene la honra del servicio. 

Los hosts son la Guardia de la Noche: primeros en recibir el golpe, últimos en recibir crédito. Custodian el muro entre expectativa y realidad, con una sonrisa. Son centinelas del primer impacto. 

Los clientes... los Siete Reinos: nobles o tiranos, atentos o invasivos, agradecidos o conquistadores. Cada uno con su código, pero todos convencidos de que merecen el trono esa noche. 

El verdadero trono 

El Trono de Hierro no está en la cocina ni en la caja. Está en servir sin doblegarse, comandar sin gritar, resistir sin romperse y sonreír incluso cuando todo arde. Liderazgo sin escudo, hospitalidad sin máscara. 

Cada noche es invierno en el servicio. Las mesas se llenan, los fuegos se alzan, las órdenes se cruzan y el equipo entra en combate. Solo sobreviven quienes entienden que este juego no es de poder, sino de entrega.

Porque en esta historia,como en todas las grandes historias, sólo reinan quienes saben servir…como si fueran reyes.