Opinión

Nube Viajera: Re-cordis

Mes once y de mi cumpleaños hicimos cerámica con las niñas, comí el mejor Wagyu posible de Olvera, cuidé mi corazón y visité el restaurante Propio
viernes, 3 de enero de 2025 · 01:13

Recordar. Re (de nuevo) y cordis (corazón). Recordar: volver a pasar por el corazón. Y en 2024 hay mucho. Abrí el año con mi papá en Sian Kaan, un caracol en la playa, abracé todo lo que él hace y fui a Arca, me fascina. Viajé a Lima en un momento lindo con gente linda, conocí Mérito, volví como siempre a Kjolle y a Maido y me llevaron a Cosme de James, que gocé muchísimo. 

¿Mis momentos en febrero?, navegar un día entero en Topolobampo comiendo callos, emocionarme probando la nueva añada de Balero con Marselan, festejar el día del amor con Virginia y Alfredo en Bakea y conocer el lago de Atitlán. En marzo probé las mejores manitas de cangrejo en la playa llena de arena y de muestras de cariño de Roberto Solís. Recuerdo a las Arroyuelo, a las Quintana y a Facu riéndose en Buenos Aires. Leí “En Agosto nos vemos”, pensé mucho. 

Abril y visité, y repetí muchísimas veces en el año, Pujol y Quintonil, a veces me gusta más uno, a veces otro, pero en esas lunas ambos. Tuve una de las grandes comidas del año -sabor, potencia, collares de perlas y compañía- en Horcher en Madrid (quiero siempre papas soufflé y vinos de Rafael Palacios ahí). Gocé solita la exposición de Edward Burtynsky en Londres y los martinis de The Conaught. Conocí Ultramarinos de Mar y su pescado a la sal que, creo que con el de Ekilore, son los mejores de mi ciudad. Viví Cartagena en mayo y Celele me cautivó hasta las lágrimas. Qué potencia la de Jaime. Era día de la madre, que festejo poco pero ese día fue importante para mí: me quebré, bailé, me dio gripa y me recuperé. Mucho pasó en mayo, las estrellas llegaron a México y rompieron corazones, sucedió lo que después con Carlos Hanon gestamos en Xcaret -y ahí viene de nuevo Apapatxoa-. Tuve varios viajes a Bogotá este año, unos sin sentido pero todos muy verdaderos y en el primero visité la cocina de Jef, Afluente. Me dijeron te va a gustar, y sucedió. Me conocen toda.

Julio en Las Vegas recuerdo un Domaine Vacheron, Sancerre, 2017 y el fideua de Quique con oro y con muchísimo amor. En un abrir y cerrar de ojos la mitad del año, un Martini en Troppo y colecciones privadas de arte. La Casa de la Playa en julio con mi niña, un pipián alrededor de unos higos en Nicos en mismo mes y la gozada de comenzar con Balero espumoso los chiles en nogada.  Probé Taverna Prim en agosto y nos reímos de todo lo que somos capaces de decir con Emme, Cris, Peter y Mariana; además el día 19 comí arepa de huevo de Harry Sasson, que me llena el alma. Vi y sentí el mar en mi verano y un viaje que permanece en la memoria en mares panameños hacia el mes nueve del año cuando, también, volví a mi favorito del mundo, Alcalde.  Octubre fue un mes de sacudidas y cambios de piel en todos los sentidos. Parece hace mucho pero no es así. 

Mes once y de mi cumpleaños hicimos cerámica con las niñas, comí el mejor wagyu posible de Olvera, cuidé mi corazón y visité Propio, sabroso. Canté en mi pianito de confianza, en la cárcel, probé el pan del Wero y ese tofu con cacahuate y garum de borrego, para mí el plato del 2024, obra Paco Ruano. Diciembre vino con mucho, un Viña Tondonia de mi año, aspens en Aspen y en Utah, gingerbread cookies en un cañón, el lugar de Norman, mi lugar, y un fin de año lleno de amor. Pasó mucho, pasó lindo, viene más, estamos fuertes, vamos por todas las canicas.