Opinión

A pedir de boca: El arte de desaparecer en el verano

La Zambra surge en la tranquila Mijas, un pueblo que se aferra a la ladera andaluza
viernes, 23 de agosto de 2024 · 04:35

Hay lugares que no están diseñados para ser simplemente visitados. La Zambra, en la costa andaluza, es uno de ellos. Aquí no vienes a desconectarte del mundo, sino a desvanecerte en él. Este resort, situado entre Málaga y Marbella, no es una parada turística cualquiera; es una pausa intencional, una redefinición del lujo, donde el verdadero valor radica en lo que no se ve ni se oye.

La Zambra surge en la tranquila Mijas, un pueblo que se aferra a la ladera andaluza como si siempre hubiera estado ahí, mirando al Mediterráneo. La arquitectura del resort es una prolongación natural del paisaje, con tonos suaves y líneas que parecen difuminarse en el entorno. Este espacio no es imponente, sino acogedor, un lugar que no pretende impresionarte sino invitarte a habitarlo.

Lo que hace especial a este lugar es su capacidad de transportarte a un estado de serenidad. No es sólo un refugio, es un escenario donde la mente y el cuerpo encuentran una sincronía inusual. Las habitaciones son un respiro visual; cada detalle está pensado para no distraerte de lo importante: el espacio, la luz, el silencio. Desde las terrazas, la vista del horizonte parece borrar las barreras entre las montañas, el sol y el cielo, en un paisaje que, más que ser observado, debe ser sentido.

Aquí, el bienestar se entiende como un equilibrio integral: es caminar descalzo por la hierba, sentir el aire fresco, o simplemente perderse en un buen libro sin la presión del reloj. No hay prisa, sólo un ritmo natural que se desliza, como si el tiempo fuera maleable.

Y luego está la comida, que en Andalucía nunca es un asunto trivial. Sin excesos, sin pretensiones. Los chefs aquí no buscan reinventar la rueda, sino perfeccionarla. Los sabores andaluces se muestran sin disfraces, desde el aceite de oliva hasta los pescados recién traídos del puerto. La comida en La Zambra es un reflejo del lugar: pura, simple, pero profundamente satisfactoria.

Lo interesante de La Zambra es cómo consigue ser un secreto a voces en una región tan transitada como la Costa del Sol. No aparece en las listas de lugares imperdibles (todavía), no lo verás en los itinerarios estándar, y quizá por eso mismo conserva esa sensación de exclusividad genuina. No es un lugar para quien busca lo evidente; es un destino para aquellos que entienden que el verdadero lujo está en lo que no se dice.

Este no es para quienes buscan ruido, ni siquiera para quienes buscan silencio. Es para quienes entienden que a veces, desaparecer es el mayor lujo de todos.