Opinión

La leña al fuego: La dulce historia del dulce

Muchas historias de éxito se han forjado en torno a la industria dulcera nacional, un segmento que es la fascinación de la mayoría de los mexicanos

La leña al fuego: La dulce historia del dulce
Foto: Especial

Que los mexicanos somos dulceros, ni duda cabe. Solo abajo de Brasil, uno de los líderes en el ranking mundial, México es el segundo mayor consumidor de golosinas en América Latina. "¡Chiles, dulces, chocolates!", como reza el pregón popular, es parte de un estilo de vida cotidiano que solo en 2023 generó ingresos totales de alrededor de 32.360 millones de dólares. La mayor parte de esta cifra correspondió a la confitería de azúcar, con una facturación superior a los 18.000 millones de dólares. Los chocolates fueron el segundo mayor generador de ingresos, con 9.120 millones de dólares, según datos de la agencia Statista.

Por muchos años el oficio de vendedor de dulces fue visto con desprecio, y hasta existen bromas sobre la posibilidad de acabar nuestros días vendiendo chiles y chocolates. Sin embargo buena parte de la realidad detrás de esta labor no tiene nada de deplorable. Hace algunos años una empresa dulcera programó entre sus actividades de 50 aniversario una edición con testimonios de varios de sus distribuidores, externando su historia y experiencias en el panorama dulcero. La mayoría de las entrevistas tenían una tónica recurrente: desde el impacto positivo que la venta de dulces había tenido en negocios tambaleantes como misceláneas y papelerías, hasta la salvación casi milagrosa que este giro tuvo en la vida de muchos, marcando la ruta para las grandes empresas que hoy poseen muchos de ellos.

El fin de la pandemia dio más energía a una industria que ya de por sí ha gozado siempre de éxito. La vuelta a las oficinas, a las escuelas, a las fiestas, y hasta al hábito de los chiles y las pastillas de menta, se reflejó en 2023 en un crecimiento del consumo de confitería en más de 25%. Otra nota optimista para el mercado es que los mexicanos cada vez comemos más chocolate, algo así como 5,9 kilos per cápita, siendo el producto más solicitado en las compras al mayoreo. En la lista están también los infaltables mazapanes, piezas estelares de los cruceros capitalinos y los accesos del metro, seguidos de las paletas y los chicles.

La próxima vez que vuelva a escuchar historias virales como aquella de la dueña de los Dulces de la Rosa, que fue entrevistada por una influencer sobre la bolsa Channel que la empresaria portaba, no lo tomé a la ligera, ni lo vea como algo raro y excepcional. Mejor piense en que un puesto de dulces puede ser un excelente emprendimiento en este país donde las golosinas son nuestra perdición.

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