OPINIÓN
Copaparlante: ¿Copas sin tallo?
Siempre debemos cuestionarnos qué buscamos y qué queremos, antes de comprar o regalar una copa o vaso de vinoNo es que sean un objeto novedoso, de hecho las “copas sin tallo” llevan dos décadas en el mercado. Sin embargo, en los últimos años ha sido más notoria la apertura del consumidor y especialista en vinos para utilizarlas. Por lo menos a mí, este año, me han tocado algunos eventos donde los encargados del servicio deciden usarlas para cierto tipo de vinos. Son justo estos eventos los que me orillan a escribir de ellas.
De entrada, desde que la marca Riedel sacó al mercado su línea O Wine TumbIer en el 2004, mi cerebro hizo corto circuito. No entendía por qué decidir quitar algo que hace tan elegante y bello a un objeto. No sólo eso, no comprendía por qué eliminar lo que ayuda a mantener la temperatura del vino por más tiempo y lejos de la temperatura de la mano humana.
Sin embargo, entendí lo que Maximilian J. Riedel buscó al lanzar al mercado un objeto tan novedoso y contradictorio. Fue la capacidad de una marca para revolucionar en el diseño de cristalería para beber vino y destilados (hay copas diseñadas específicamente para ciertas uvas y espirituosos) para abrirse a las demandas del consumidor: practicidad y funcionalidad.
Y es verdad, el vino necesita que seamos más prácticos, dinámicos y terrenales. Estas copas (a las cuales llamaré vasos para vino a partir de este momento) lo logran. De hecho, están pensadas para usarse en eventos concurridos, donde la elegancia de una copa puede ser sobrada.
Visto desde esta postura, pueden encantarme. Seguramente se deben romper menos al momento de lavar y seguramente duele menos que se rompa un vaso de vino para pinot noir (su costo es de 550 pesos, aproximadamente) que una copa Riedel Veloce Pinot Noir (con un costo de mil 50 pesos aproximadamente) con un tallo ultra fino. La diferencia es que en esta segunda, la belleza, elegancia, finura y delicadeza de la copa se vuelven parte del valor del vino. El vaso de vino, no. Este sólo busca tener un recipiente correcto para beber el vino sin pretensiones.
En cuestión de sabor y aromas, ambos están diseñados para cuidar y enaltecer cada botella que se decida abrir.
En lo personal, me encanta la idea de tener la opción de servir en diferentes recipientes. Me gusta que la industria de las copas de cristal cada vez tenga más alternativas para que sirvamos y tomemos el vino. Sin embargo, creo que siempre debemos cuestionarnos qué buscamos y qué queremos, antes de comprar o regalar una copa o vaso de vino.