Opinión

Tradición y vanguardia: Celebrar la vida y conmemorar la muerte

Los platos y bebidas que en vida le encantaban al difunto se posan en los altares, mientras la nostalgia invade nuestros sentidos

Tradición y vanguardia: Celebrar la vida y conmemorar la muerte

Las cocinas mexicanas son grandes y deliciosas, somos los únicos que pactamos con la muerte para volver a este mundo ¡sólo a la tragazón! Año con año tenemos permiso para atravesar el inframundo, el paraíso, o como le llames. Hay muchos nombres para esta fecha Hanal Pixán, Día de Todos los Santos, Día de los Fieles Difuntos, Ninín y muchos más. Tan importante es la fecha que en el 2003 la UNESCO reconoció a esta tradición como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

De los platillos rituales que me impactaron al recorrer el país es el pibipollo. Este tamal y su confección simbolizan muerte y resurrección. La masa representa el cuerpo humano, el kool (salsa) representa la sangre y el frijol xpelón la descomposición del cuerpo humano. Presenciar la preparación me hizo viajar entre esta creencia y la realidad, lo enterramos crudo y desenterramos cocido. Pude observar un proceso filosófico profundo, difícil de explicar en unas cuantas líneas; toda su confección es algo digno de admirar y respetar, lleva a la reflexión, va mucho más allá del sabor. Aunque es delicioso, cobra otro sentido, la ritualidad es excepcional y el horno se calienta de una manera descomunal.

No hay una sola forma o tradición, hay muchas y diferentes de vivir la muerte.

Analizando los 68 pueblos originarios de México hay una constante: ¡la comida! Los platos y bebidas que en vida le encantaban al difunto se posan en los altares, mientras la nostalgia invade nuestros sentidos, los recuerdos y añoranza de lo que fue y no volverá.

Nos regala recuerdos con lágrimas y risas. Por una noche los muertos viven, comen y nos abrazan para después regresar a la cotidianidad, al trabajo, a la vida que vive en la muerte de nuestros seres amados.

En estos días podríamos aprovechar para regalar a nuestros muertos el cuidado que siempre nos dieron y dar la batalla a tiempo contra el cáncer o cualquier otra enfermedad, todo se puede prever, se puede corregir, cuando se detecte a tiempo.

Si bien por más que corramos no escaparemos de la huesuda, sí la podemos hacer esperar, indudablemente nacimos para morir y como dice mi tío: hay que llegar vivo a la muerte, para eso hay que cuidarse. Al final, regresaremos a tragar.

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