Opinión

A pedir de boca: Panina: El pan que es poesía

Cada rincón de este espacio se convierte en una invitación a apreciar la belleza de lo simple, donde el pan es el protagonista y los corazones se llenan a cada bocado
viernes, 16 de junio de 2023 · 01:00

En los rincones mágicos de San Miguel de Allende, donde el tiempo se desvanece y los sueños se funden con la realidad, se encuentra un tesoro culinario llamado Panina. Bajo el cuidado amoroso de su dueña, Pau Carreño, en este espacio el pan cobra vida y se convierte en poesía para el paladar.

Panina es mucho más que una panadería; es un sueño tejido con hilos de harina y agua, donde cada masa madre es un pedacito de alma fermentada. Desde sus inicios ha florecido con esfuerzo y dedicación.

El espíritu de Panina se nutre de la suma de experiencias, donde la infancia de Pau se reconstruye en cada detalle. Inspirada por el estilo nórdico limpio y sin nada que ocultar a la vista, Panina despliega su encanto con colores crudos y cálidos tonos de barro, rindiendo homenaje a la tierra que lo alimenta. Cada rincón de este espacio se convierte en una invitación a apreciar la belleza de lo simple, donde el pan es el protagonista y los corazones se llenan a cada bocado.

Con cada día que pasa, Panina crece y se expande como la masa madre que alimenta sus creaciones. El aroma del pan horneado con amor se adueña del espacio, cautivando a todos los que cruzan su umbral. El corazón de Panina late con fuerza, impulsando su crecimiento constante. El amor y el carisma de su gente, es la chispa que enciende su horno. Aquí, el pan comercial es eclipsado por la dedicación y el tiempo que se invierte en cada creación. El sourdough, con sus muchas horas de fermentación, impregna los sabores con una profundidad y una intensidad que deleita los sentidos.

La historia de Panina es un testimonio de reinventarse y creer en los sueños. Pau ha demostrado que el cambio es la clave para el crecimiento. Ahora, Panina se prepara expandirse, como una planta que necesita un jardín más grande para florecer plenamente.

En cada pan que nace en Panina, las abuelas de Pau se asoman desde el pasado, como referentes eternos de sabiduría y amor. El buen pan, al igual que los buenos vinos y los quesos, requiere tiempo. No se puede forzar ni acelerar, pues su sabor y su esencia residen en los tiempos que le brinda la vida.

Panina, con su encanto único, su corazón vibrante y su magia que se esconde en cada migaja, se prepara para abrir sus puertas nuevamente. Mientras la masa madre se expande, el aroma del pan recién horneado se difunde en el aire, despertando los sentidos y atrapando los corazones de aquellos que se aventuran a probarlo. En cada bocado, San Miguel de Allende cobra vida, y Panina, con su espíritu inquebrantable, se erige como un faro de delicias gastronómicas en medio de un mundo que necesita redescubrir la paciencia y la gratitud en cada momento que la vida nos da.

¡Buen provecho!

 

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