Opinión

Nube Viajera: Tonos de verde

La lluvia limpia lo que toca y a mí, personalmente, me tocó, la lluvia me limpió y me alegró esos días de los vinos de Baja California
viernes, 24 de marzo de 2023 · 00:00

No podía creer lo que vieron mis ojos. Ya muy cerca de la frontera, la vista aérea de los montes y el campo no remitía a lo que he visto por años de tomar ese vuelo, justo después de las montañas rocosas de Sonora y el desierto y el mar, a partir de Isla Tiburón que ya calienta el alma por que estás por entrar a la tierra prodigiosa de Baja California.

No sé si era San Vicente, más adelante Llano Colorado, Rancho Seco, Santo Tomás, y casi llegando a Tijuana por ahí por Francisco Zarco, quizá Sierra Ciprés. Lo cierto es que todo lo que veían mis ojos, transitaba entre la gama de los diez miles, dos miles y trescientos de Pantone, tal y como yo jugaba de niña a la tienda de pintura de casas y elegía colores de verde té, Chartreuse, bosque, tabaco, alga o verde esmeralda.

Sin sonar petulante, por favor, quiero hacer entender mi sensación y emoción, pero la vista aérea a punto de aterrizar en Tijuana para trasladarme después por Tecate y ser partícipe de un momento importante de mujeres que hablan portugués y abrazan rico conociendo el Valle de Guadalupe, me remitió al País Vasco, a Guatemala cerca de los lagos, a agua, a muchísima agua. Y el agua, solo puede ser -salvo cuando es letal-, buen augurio.

¿Están contentos con tanta agua?, le pregunté a Lulú y a Fernando, mientras nos servían una copa de Tempranillo -el mejor Tempranillo del Valle de Guadalupe con seguridad dijo el sommelier- después de ver de cerquita a Sheyla haciendo magia y con un callo fuera de serie. Muy. Será buen año de vinos. Cruzamos charcos profundos que llegaban muy arriba en las pick ups, vi ríos llenos de agua que antes y durante muchos años sólo parecían cicatrices, estuve llena de lodo todo el tiempo (y sí, con botas correctas aunque con frío).

Caminé de mañana entre campos de arúgulas llenas de flores que, como mi acompañante matutina, sólo alimenta el corazón. Vi llover muchísimo en el Valle de Guadalupe y me emocionó profundamente. La lluvia presenta características femeninas pensé, y pues era lógico, estábamos por comer la propuesta de Pía en Fauna, por un lado, y, por otro, personalmente, el agua nos nutría y también nos purificaba. Por algo ha de ser que en el cristianismo el primer rito es el bautismo. Y, es cierto, la lluvia limpia lo que toca y a mí, personalmente, me tocó, la lluvia me limpió y me alegró esos días de los vinos de Baja California. Gracias por tus flores y lectura Enrique, por la generosidad y la cocina Óscar, Javier, Alfredo, Sheyla, Denisse, gracias por convocar y ser así David y familia. En cada vida, debe de caer algo de lluvia.