Opinión

Nube Viajera: Pellizcos de pescado frito

Quiero comer pescadito frito. Me hace falta ver el mar y consumir mucha oferta gastronómica popular de la costa mexicana
viernes, 17 de febrero de 2023 · 01:10

Quiero ir a comer pescadito frito. De niña, en la playa de Hornitos me fascinaba comerlo en esos platos de forma ovalada y de color beige de melamina, feos, pero cumplidores, y siempre, nos lo comíamos con la mano. No es que no hubiera cubiertos, pero siempre he pensado que esos pargos o huachinanguitos, pasados por harina y fritos en un sartén mágico y que a la francesa, pero sin saberlo, hacen que el aceite burbujeé, saben mejor cuando se pellizcan con los dedos.

Traigo ganas de eso, de sentarme en la playa a ver pasar a los comerciantes que ofrecen perlitas chinas, bolsitas de platanitos fritos con salsa Valentina, niños que tocan el guiro, cantan y “mueven la panza”, y claro, bajo una sombrita, pedir dos o más órdenes de coco tierno con Búfalo y mucha sal, coco que purifica, coco que sana. No soy de las personas que les da miedo comer ostiones recién abiertos de una cubeta que se ofrecen en el Revolcadero, en Zihuatanejo o en Chacahua. Me saben mejor así que en una fuente de Christofle. Mis memorias más antiguas son las de mi padre, en la playa, robándose las cortinas de los cuartos de los hoteles para montar un chiringuito que amaine el sol y bajo el cual pasaríamos todo el día. La presencia de una gran hielera como pieza central, no faltaban cervezas y Bacardi, vasos de metal, hielo glorioso y latería, porque siempre hemos sido de latitas y sí, me gustan los ostiones ahumados sobre galleta Ritz en la playa.

Quiero comer pescadito frito. Me hace falta ver el mar y consumir mucha oferta gastronómica popular de la costa mexicana. Los tamalitos de iguana en playas de Oaxaca, los tacos de canasta de cualquier playa acapulqueña, las nieves, los tamarindos, las habas enchiladas, todo mirando el azul en el horizonte, viendo pasar gente tomando Yoli, pidiendo micheladas y sintiendo no sólo que la vida pasa sino que pasa bien.

Sentir, extrañar, sonreír, agradecer, aceptar, todo lo que a uno le toca, pero con un Vuelve a la vida en mano, así, como a mí me gusta, con abundante juguito de marisco, algo de mezcla de cátsup con Orange Crush, aguacate, mucho cilantro y galletas saladitas.

Escuchar las olas ir y venir, adivinar su tamaño, acariciarse por ellas, eso, y más, sobre mesa de palo o echada en petate en la arena para pellizcar pescadito frito, exprimir muchos limones, pedir más tiritas con cebolla morada y cuaresmeño y ver el mar. Contemplar los azules comiendo sabroso, más Tecate en lata con limoncito y sal que cualquier Aperol por favor.

Me hace falta.

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