Opinión

Nube Viajera: De Condal y del Foro

Cuánto había que pensar en mis horas en Barcelona y Madrid, cuánto que reponerme, cuánto que analizar. Me hubiera gustado tener dos días más, seguramente de menos estrellas Michelin y más arroces en Pozuelo y cubas en Alcotán con Julio Iglesias de fondo
viernes, 10 de febrero de 2023 · 00:00

Luz de invierno, mi favorita. Me subí en el vagón número ocho, el coche en silencio, y, en un ejercicio de calma de demonios, escuchaba una versión de las Variaciones de Goldberg. Un ratito conmigo.

 Durante el trayecto vi viñedos dormidos por el invierno, árboles frutales en descanso y pensaba en las nueces y en las almendras que vi mucho y de forma muy conmovedora hace par de días en Disfrutar. A mí me gustaron los espaguettis con angulas y guisantes lágrima (y mucho) y reflexionaba, es evidente que ese trío de cocineros tiene algo que contar de aquellos frutos secos mediterráneos e intuyo que es un cariño de infancia.

 En Barcelona llovía y todo evocaba a mi vida en esa ciudad, ese clima, esa luz que vió a mi primera hija nacer. Quizá la ciudad que me enseñó a ser valiente.

 Apunto en el tren porque mi memoria ya no es la de antes. Reviso pendientes, peticiones vergonzosas, la dirección del sitio de vasos de Madrid y un audio de un cocinero que me da instrucciones de dónde voy a comer. Eso también es ser valiente.

Atocha, apartamento en Chueca y luego el mundo onírico de Dabiz. Es que ese menú es una osadía. Es como comer con tambora sinaloense, C. Tangana y Vivaldi a todo volumen. Es que el cocinero insiste en sacarme de mi zona de confort. Y lo logra carajo.
Oreja frita con miel melipona y trufa blanca. ¿Qué se cree?.

Cuánto había que pensar en mis horas en Barcelona y Madrid, cuánto que reponerme, cuánto que analizar. Cómo canté a Bosé, si no vuelves no habrá vida, no sé lo que haré. Cómo canté Morir de amor, despacio y en silencio sin saber, que todo lo que he dado te llegó a tiempo. Te prometo Lu, te prometo que cada noche hago aparecer una estrella que te cuida el sueño y te enseña a querer profundamente cada vez más. Vale todo la pena querer a tope.

Me hubiera gustado tener dos días más, seguramente de menos estrellas Michelin y más arroces en Pozuelo y cubas en Alcotán con Julio Iglesias de fondo escuchando la sabiduría de José Luis. Cuánto nos has enseñado querido, pero lo más importante, a reírnos más seguido, cada frase, cada historia, cada recuerdo. Ya vuelvo con todas mis hijas para que repasemos las frases que son de muy guapas y de nada tontas. Y sí, ante la duda, medicina.

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