La leña al fuego

Tiempo de sommeliers

En diciembre, abundan los que dicen que saben de vinos; pero también hace falta la voz de los que saben y pueden impulsar nuestra cultura sobre el tema
viernes, 15 de diciembre de 2023 · 00:44

Con nuestro muy conservador litro per cápita al año, en México estamos todavía muy lejos de alcanzar los estándares que ostentan otros países consumidores de vino. Eso sí, ahí la llevamos, y de ahí el interés que muchos productores extranjeros, y también nacionales, ponen en nuestro mercado. Paralelamente, en un país donde la cultura del vino todavía es incipiente y segmentada, el avance en la formación de sommeliers es más acelerada. Aún falta más profundidad en la educación de las nuevas generaciones, pero sin duda vamos avanzando, con la decantación natural que exige cualquier actividad humana.

El fin de año es una temporada que anima a tomar vino, aunque no lo tomes regularmente. También me he dado cuenta que es la época en que muchos se animan a ser sommeliers, aunque no tengan idea de ello. Desde hace varios años he notado en en comidas de trabajo y familiares el infaltable personaje que se asume como el sommelier estrella de la reunión, transformando el evento en su escenario para advertir y ponderar las supuestas virtudes de tal o cual vino, por muy modesta que sea la etiqueta. Así, el lambrusco más genérico se transforma en toda una experiencia sensorial. Y no hay razón ni análisis que demerite ante su paladar algún caldo nacional que brilla más por la mercadotecnia que por sus cualidades intrínsecas.

Pero por otro lado, una de las peculiaridades de la época es la falta de verdaderos sommeliers en el campo de batalla. No me refiero a restaurantes, ni tiendas especializadas, sino a los comercios más terrenales a los que acuden los neófitos que por una vez al año van a comprar una botella de vino. Una de las cosas que más me suceden en el super, es ver y oir a gente que no sabe qué comprar y que no tiene idea en cuanto a opciones de calidad y precios. Siempre me he atrevido a dar algunas sugerencias y veo que la gente se va contenta, no pensando en marcas, sino en que por 20 o 30 pesos más se lleva un producto mejor y más idóneo para su cena. No es algo que veo dentro de un panorama ficticio, porque todos los años me encuentro con la misma escena de compradores temerosos que no saben qué elegir, ansiosos de un poco de ayuda para tomar la decisión adecuada.

Creo que no se trata de que dos o tres marcas se animen a contar con promotores de sus etiquetas en esta temporada. Pienso que tantísimos sommeliers, jóvenes de edad y de espíritu, podrían tener una oportunidad de demostrar su conocimiento y ayudar a incrementar nuestra cultura. La verdad yo sería feliz si en el algún super me encuentro con un sommelier, que sin pose ni actitud sabihonda, me brindara un poco de ayuda para elegir un vino: al menos para no tener que enfrentar sin respuesta en la cena navideña el monólogo de mi cuñada pedante que asume que sabe de vinos.