Opinión

A pedir de boca: Cocina, arte y vida

Costa Guadiana es un lienzo de sabores, un cuaderno de escritura culinaria donde cada plato y cada momento son un nuevo capítulo en una historia de deleite

A pedir de boca: Cocina, arte y vida
Santiago Garrido Foto: Especial

Guarecido en el corazón culinario de Bosques de las Lomas, se encuentra Costa Guadiana, un lugar que hacía tiempo no visitaba y al regresar se ha convertido en un refugio gastronómico, un punto de encuentro entre mi historia y un mundo en constante metamorfosis. 

Como una hábil escritora, la chef Mónica Beteta compone platos que son como capítulos de un relato culinario. Cada bocado es una palabra que se teje en una trama deliciosa. 

Costa Guadiana es un lienzo de sabores, un cuaderno de escritura culinaria donde cada plato y cada momento son un nuevo capítulo en una historia de deleite. Al igual que un pintor selecciona cuidadosamente sus pigmentos, aquí´ los ingredientes se combinan con maestría para crear cuadros de sabor que evocan memorias y emociones. Entre las texturas crujientes fundiéndose al tiempo con un queso fundido espectacular y los contrastes de un carpaccio de salmón que, en su simpleza, guarda todos sus secretos, hacen que la emoción por cada bocado solo vaya en aumento. 

La suavidad del robalo contrasta con la fuerza de una mantequilla de habanero que nos hace recordar que hay mucho poder en lo sutil, al mismo tiempo que nos acompañaron en la mesa unos medallones de res a la pimienta que me transportaron 10 mil kilómetros del otro lado del mar a las calles de París. ¡Qué maravilla es viajar sentado en una mesa! 

Los sabores aquí son como versos poéticos en una página en blanco. Cada plato me transporta a diferentes momentos de mi vida, como si fuera una línea en mi propia narrativa, vista desde un lugar cerca del mar donde nada que no sea disfrutar importa. 

Cada platillo es una obra maestra que se presenta en un entorno arquitectónico elegante, como una galería de arte que realza su belleza, adornada por comensales que comparten risas, secretos y momentos memorables con amigos. En Costa Guadiana, la comida es una manifestación de amor propio y gratitud por la vida. Descubrí que cada plato es una oportunidad para nutrir el cuerpo y el alma, como si fuera una página en blanco que espera ser llenada con historias de alegría y satisfacción. 

Sentarse en estas mesas es una invitación a celebrar la vida a través de la comida, invitándote a disfrutar sin miedos, como un artista que se entrega por completo a su obra maestra, sumergiéndote en una narrativa gastronómica gentil pero genial. ¡Buen provecho! 

Guarecido en el corazón culinario de Bosques de las Lomas, se encuentra Costa Guadiana, un lugar que hacía tiempo no visitaba y al regresar se ha convertido en un refugio gastronómico, un punto de encuentro entre mi historia y un mundo en constante metamorfosis. 

Como una hábil escritora, la chef Mónica Beteta compone platos que son como capítulos de un relato culinario. Cada bocado es una palabra que se teje en una trama deliciosa. 

Costa Guadiana es un lienzo de sabores, un cuaderno de escritura culinaria donde cada plato y cada momento son un nuevo capítulo en una historia de deleite. Al igual que un pintor selecciona cuidadosamente sus pigmentos, aquí los ingredientes se combinan con maestría para crear cuadros de sabor que evocan memorias y emociones. Entre las texturas crujientes fundiéndose al tiempo con un queso fundido espectacular y los contrastes de un carpaccio de salmón que, en su simpleza, guarda todos sus secretos, hacen que la emoción por cada bocado solo vaya en aumento. 

La suavidad del robalo contrasta con la fuerza de una mantequilla de habanero que nos hace recordar que hay mucho poder en lo sutil, al mismo tiempo que nos acompañaron en la mesa unos medallones de res a la pimienta que me transportaron 10 mil kilómetros del otro lado del mar a las calles de París. ¡Qué maravilla es viajar sentado en una mesa! 

Los sabores aquí son como versos poéticos en una página en blanco. Cada plato me transporta a diferentes momentos de mi vida, como si fuera una línea en mi propia narrativa, vista desde un lugar cerca del mar donde nada que no sea disfrutar importa. 

Cada platillo es una obra maestra que se presenta en un entorno arquitectónico elegante, como una galería de arte que realza su belleza, adornada por comensales que comparten risas, secretos y momentos memorables con amigos. En Costa Guadiana, la comida es una manifestación de amor propio y gratitud por la vida. Descubrí que cada plato es una oportunidad para nutrir el cuerpo y el alma, como si fuera una página en blanco que espera ser llenada con historias de alegría y satisfacción. 

Sentarse en estas mesas es una invitación a celebrar la vida a través de la comida, invitándote a disfrutar sin miedos, como un artista que se entrega por completo a su obra maestra, sumergiéndote en una narrativa gastronómica gentil pero genial. ¡Buen provecho! 

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