Opinión
A pedir de boca: Las calles de París
La misión: encontrar los sabores que con un bocado lograran derretir nuestros corazones. No los encontramos...Escondido en cada esquina se encuentra un nuevo sabor esperando ser descubierto. Estoy sentado en un café de los Campos Elíseos. Mientras escribo a mi mente llegan palabras de María Félix «A París nada le sorprende».
Más bien, pienso que en la capital francesa nada es inesperado, todo se ha visto, ahí todo ha florecido y se ha escondido; entre sus calles y avenidas se teje un mapa secreto de sabores, que representa un reto para los que buscan sensaciones auténticas, lejos de las trampas de turistas y clichés. Disponibles para los que están dispuestos a perderse.
Empaqué para toda ocasión, lo cual no importó, ya que mi maleta estuvo perdida casi toda mi estancia, la Ciudad de las Luces nos obligó a mi acompañante y a mí a vivirla con ligereza.
Mi amiga, Ana Gaby Vázquez, quien en silencio ha construido la pastelería sin carbohidratos, libre de gluten y lácteos más impresionante en México, fue mi compañera en esta aventura, nuestra misión: encontrar los sabores más originales, cautivadores y que con un bocado lograran derretir nuestros corazones. No los encontramos.
Encontramos perspectiva, París nos recordó que sus sabores son lo que son: clásicos, encantadores y perfectos. La suerte en esta ciudad no existe y aunque Ana Gaby regresó a México con más de una sorpresa para Angardy Pâtisserie, mi aportación para ustedes es simple, hagan lo que nosotros hicimos: olviden su itinerario, piérdanse en Les Marais, asómbrense en St Germain, gocen en el Quartier Latin y distraigan su mirada mientras disfrutan de un vino o un postre en los muchos puentes del Sena.
París tiene muchas caras, depende de sus visitantes descubrirlas y aceptarlas. Mi invitación es que se dejen cautivar por la cotidianidad, recuerden que la comida y los sabores tienen una magia especial, aquella que nos trae al presente y nos hace pasear en el tiempo y el espacio. Viajar es un recordatorio contundente de que cocinar y comer es -para quienes lo disfrutan- la manera perfecta de advertir que las pequeñas cosas de la vida son las que importan, ya que nuestra misión en este plano es disfrutar y aprender. Eso enseña un paseo por París, aunque un viaje a los recuerdos del corazón basta para señalar que como dice el proverbio árabe: «quien vive ve mucho, quien viaja ve más». ¡Buen viaje!