Opinión

A pedir de boca: Los sabores de Barragán

Escondido en el sur de la CDMX, Tetetlán es un recinto que cuenta historias a través de su cocina, su arquitectura y sus cool vibes
viernes, 27 de mayo de 2022 · 01:50

Escondido en el sur de la CDMX, Tetetlán es un recinto que cuenta historias a través de su cocina, su arquitectura y sus cool vibes. 

Cuando tengas hambre, emprende el camino al sur. Ve con hambre de cultura, de sabores simples que a primera vista parece que son conocidos, pero después de una mirada más atenta descubrirás que estás en la antesala de algo nuevo, que no se parece a nada ni a nadie. 

Escondido en el Pedregal, al sur de la CDMX, se encuentra Tetetlán, un restaurante, cafetería, galería y varias cosas más que está alojado en una de las casas más icónicas de Luis Barragán, guarecido por una muralla de roca volcánica. Tetetlán —que en náhuatl significa lugar de muchas piedras— es un espacio de culto donde los amantes de las cosas simples, la cocina honesta, el café exprés y los discos de vinilo, se dan cita para desayunar, comer y cenar. 

Aquí, el menú cambia constantemente, sus ingredientes provienen de productores locales (neta, neta) y por consecuencia los favoritos del menú se van y vuelven con las estaciones del año. Yo empecé con una ensalada de sandía, albahaca y queso, al mismo tiempo que una cazuela burbujeante de tomates cherry coronados con burrata.  Metí el tenedor, hice gala de esa hambre que les platiqué con la que se llega a Tetetlán y llené mis ojos con amor, mi nariz con expectativa y finalmente, mi paladar con un abrazo fresco, rico y familiar.

Aquí todos los platos están hechos para compartir, para combinar y para disfrutar —las entradas, el pulpo, los sandwiches y aguachiles— cumplen con el propósito de deleitar sin tanto mantel ni tanta servilleta. Este lugar es un asalto a los sentidos por su comida, el arte de sus paredes y los pisos de cristal, desde los cuales se observa el fondo de piedra volcánica  desprolija, que realmente logra traer la experiencia al momento presente.

De ambiente familiar, este recinto recibe también a parejas, grupos de amigos y a cualquiera que venga en búsqueda de vinos confiables, cocteles refrescantes y buenos pulques (ideales para los primerizos en probar esta bebida ancestral). Así como postres, que como dice Ruido Blanco, son para aquellos que huyen de los carbohidratos simples y ahora buscan consumirlos complejos, contradictorios, turbulentos, misteriosos. Carbohidratos que hayan viajado, que hayan vivido y que sepan que no todo es blanco y negro.

Así que ya tienes plan para el fin de semana, aventúrate al Pedregal, a vivir la experiencia de  probar el sabor de un museo muy a la mexicana, con una sofisticación descomplicada y un ambiente donde si tu cuerpo y tu alma tienen hambre, serás bienvenido. Basta con dirigirte a Avenida de las Fuentes 180. 

¡Buen provecho!

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