Opinión
Nube Viajera: Comiendo, chiflando y aplaudiendo
Estos días me llamó la atención escuchar a muchos de los personajes con los que interactué hablar del amor, de la profundidad, de las pasiones humanas y de cómo la comida alimenta en todos los sentidosHa sido una semana de pensamiento. Cansan eh, días y noches de creatividad, de exprimir la imaginación, de reírse de uno mismo de la cantidad de necedades que uno inventa. Eso sí, tomé Gaja, un martini que estaba más o menos, Vega Sicilia, agua de jamaica, una pésima ensalada en un restaurante de Lomas y dos tacos de bistec encebollado parada y con zapatos de tacón, gloriosos. Los tacos y los zapatos.
Estos días me llamó la atención escuchar a muchos de los personajes con los que interactué hablar del amor, de la profundidad, de las pasiones humanas y de cómo la comida alimenta en todos los sentidos. Cómo entendernos mexicanos a partir de lo que comemos.
El martes me comí un pescado zarandeado de ensueño escuchando a Jeremiah Tower hablar de Escoffier y de pescadores yucatecos haciendo pescado frito. La mañana del jueves hablaron de poder suave, de cocina guerrerense y del enorme poder que tienen las imágenes emocionantes para que la cocina mexicana ponga la piel chinita.
Gocé crear nuevos proyectos a partir de ponerle nombre y cara a las audiencias que hipotéticamente serían parte de ellos, al mismo tiempo que comparábamos cómo un nuevo bar efímero debe parecerse más a Connaught o a Café de Nadie.
Emociona recordarse cómo un ser creativo y, sobretodo, caer en osadías imaginando a Guido Tassi haciéndola de Gaggan o la nueva versión de “Oops I dropped the lemon tart” con mucha vainilla de Papantla y ciruelas mexicanas. Qué sabrosa racha.