Opinión

Nube Viajera: Me mudo

La experiencia me dice que debo ir a Oaxaca. Repito patrón, taco de jaiba suave en aquel patio con gallina, mezcal viendo a Santo Domingo para espantar al demonio
viernes, 1 de abril de 2022 · 01:50

¿Y qué hago?, nada, asumirlo, sentirlo, sin moderación, sin censura. Me tomó años darme cuenta, pero siempre sucede por ahí cerquita de los días santos. ¿Tendrá que ver con la cuaresma?, finalmente así nació, ¿no?, purificación y penitencia con abstinencia antes de la pascua. No celebro nada de lo anterior, pero llevo semanas de purificación e iluminación interna. Es karma quizá, o calendárico, pero hoy hace exactamente un año se movió el centro de la tierra al son de Pepe Aguilar, y hoy, un año después, siento exactamente lo mismo. Eso debe ser para bien.

En las serpientes el cambio de piel dura una semana. Los expertos en reptiles dicen que no hay que alimentarlas durante el proceso, pero yo hoy me pienso comer un taco de pescado zarandeado y mucho vino francés, y también, estoy mudando de piel. 

La experiencia me dice que debo ir a Oaxaca. Repito patrón, taco de jaiba suave en aquel patio con gallina, mezcal viendo a Santo Domingo para espantar al demonio, horas y horas al volante por la sierra de más curvas y malos caminos que pueda existir y, como triunfo interno y personal, llegada a la costa oaxaqueña, aquélla de la que puedes nadar en línea recta hasta Galápagos y donde se comen ostiones gloriosos y se reconcilia uno con uno mismo. Just what the doctor ordered. 

Me matan las ganas de ver el mar que me cura y que tanto ayuda a que el cambio de piel sea más llevadero. La ecdisis o muda en las serpientes elimina toxinas, permite el nacimiento de nuevas escamas y es indicativo de que debe comenzar a alimentarse el reptil. ¿Qué similares somos no? Me están esperando tlayudas, moles mágicos y pienso tomarme muchas margaritas, en mi honor claro está, y recordando a los amigos que me enseñaron las Golden en Nayarit, y a los que las toman con mal tequila en Buenos Aires. 

Mi tradicional mudanza de cuaresma me enseñó el año pasado un poco de todo. Aprendí que las cosas duelen mucho a veces, aprendí a tomar mezcal y conocí de las historias de los piratas Drake en las costas oaxaqueñas. Este año mi muda me ha dejado otras cosas. Hasta ahora, seguridad de que mi curry es el más rico del mundo, mucha confianza de que mi cerebro y creatividad cuidan mi futuro y varios baños largos en la regadera con acuaterapia y sonrisas. Estos días he aprendido a germinar tulipanes, a capear flores de hinojo en tempura y me ando animando a hacer mi propio tartare de res, picado a mano, ese sedosito lleno de yema, rabito de cebolla, cebolla y sal que sabe a gloria. Apreciar la belleza de la imperfección, que no la perfección sin gracia, comer muchos tacos de aguacate, qué rico es seguir los instintos, qué rico es cambiar de piel. 
 

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