Opinión

Nube Viajera: Entre trinos y tomates

No ha llegado un solo pájaro. He sentido muchísimo frío y a pesar de que los balcones de mi casa no son siempre soleados me quedo un rato a esperar que algo llegue, que alguien llegue, y nada...
viernes, 14 de enero de 2022 · 01:30

No ha llegado un solo pájaro. He sentido muchísimo frío y a pesar de que los balcones de mi casa no son siempre soleados me quedo un rato a esperar que algo llegue, que alguien llegue, y nada. Los jitomates cherry crecen y cambian de color rapidísimo y los riñón y otros que me regalaron oriundos de Menton, ahí en la frontera de Francia e Italia, van más despacio, pero se les ve contentos. 

Creo que logré generar un lindo espacio para la flora, ahí vienen las courgettes así bien francesas y los cajones de cedrón, cilantro, perejil y algo de cebolla parecen estar de buen humor. Recién germinado viene mucho más. Tenía la idea de tener fresas como en casa de mi abuela y pienso que unos cajones verticales amables a la vista pueden ser los ideales para las frutas que no tardarán en aparecer. El cebollín y otras variedades de calabaza asoman sus primeras hojitas, es un milagro de la vida y un oficio laborioso ese de sembrar y cultivar una hortaliza en casa pero les canto, las cuido, la cosa parece ir muy bien. Pero no se acercan los pájaros.

Me ha tocado estudiar lo que sí y lo que no, lo indispensable de un huerto casero, aprender de agua, de cuando las hojas envían mensajes a quien las cuida y de la cantidad de remedios naturales para plagas y hasta humores de las plantas. Comencé a leer más interesada de polinización, de reproducción, aprendí a reconocer el sexo de una flor de calabaza y supe que necesitaba abejas y, honestamente no veo una sola.

Manos a la obra para la tarea de atracción de abejas con miras a la polinización y espacios para que todas aquellas aves de mi jardín (hay cientos) encuentren mi huerta como un remanso de alegría y flora y fauna bailen el mismo son. Bebederos para colibríes, -y bonitos-, y otros más extendidos para aves y abejas; comida para aves en distintos formatos y sabores y flores, más flores. 

Me di cuenta que los jardines en los que he vivido, y en el que vivo, son prioritariamente verdes. Nunca fuimos de flores en el jardín sino de maleza y arbustos y no fue automática mi elección de flores en el trabajo de atracción de animalitos, -aunque ya vi arañas y un par de avispas negras y me emocioné como nunca hubiera pensado-. Busqué -y sigo en ello-, las flores más atractivas de los colores más llamativos y con estambres y pistilos a la vista porque de ahí nace el amor. Ya coloqué dos casitas para las abejas para que les sirvan de refugio, me cuenta Audubon y Don Sergio que ello es clave para que vengan. Y no han venido. 

Voy a sacar la mecedora y ser paciente. Agradeceré todas las sugerencias. Creo que las flores de lavanda serán un respiro y me dicen que al conocido como el carpintero mexicano le fascina el migajón. Esperando, repasaré en mi cabeza ese pescado con poro y naranja con muchos jitomates del que traigo antojo, pondré un playlist de trinos de aves y cantaré pajarillo barranqueño. Tengo toda la esperanza

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