Opinión

Nube Viajera: Que pase la condenada

Que pase la condenada dirían en programas vulgares de la televisión, pero, ¿eso es lo que somos ,no?, almas latinas a veces picosas, otras cachondas, osadas y llenas, llenísimas de sabor
viernes, 28 de mayo de 2021 · 01:20

La primera vez que probé esa salsa macha fue con huevo a la mexicana. Yo diario desayuno huevo, casi siempre con frijoles negros enteros, y unas tortillas recién hechas. El aceite que rozó esos frijoles los hizo estelares; un taquito de huevo con tropezones de cacahuate, pepita y nuez de la India -que creo que sólo me gusta en esta preparación-, fue también estilo firmamento.

Y con él me he reído infinitamente. Compartimos mucho en la vida, visión y sabrosura profesional, amistad entrañable, afición por el comer y el buen vino y adoración por la música que nadie entiende. Y nos vale. Ese es mi hermano Pedro Reyes, y suya es la salsa macha que cambió de nombre porque así le tocó, de tremenda a condenada. Y me da envidia, ambos adjetivos calificativos que queremos sean nuestros apellidos.

Por ahí dicen que su origen es veracruzano, pero ya ven que acá hay tantas salsas como sonrisas y ganas de probarlas, pero las recetas comparten siempre el uso de chiles secos, y por ahí cositas crocantes que cada quien le pone según su gusto. Pero la Condenada Macha es la reina de todas ellas. Pica, y pica bien. Sabores ahumaditos, buen aceite y cantidades relevantes de semillas, eso la hace la triunfadora.

Pásele, pásele, llévela, llévela, es una afición y una adicción. Píquenle en @condenadamacha y así, mágicamente, llega sonriente a casa para aderezar tostadas de callo, cocina china o lo que uno básicamente quiera (ahora ando combinando con frittatas). Era tremenda ahora es condenada, y, como las canciones de Arjona que cantamos su autor y yo, la salsa macha, la Condenada Macha, permanece -como lo bueno en la vida-, en la memoria y en el paladar. Llévela, llévela.

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