Opinión

Nube Viajera: Tacita de salsa verde

He decidido que sí, que sí voy a compartir una tacita de mi salsa verde para una cena que se anda organizando...
viernes, 9 de abril de 2021 · 01:50

 Me han dicho que me sale muy sabrosa la salsa verde de mis chilaquiles

Tiene su peculiaridad guisar con tomate verde, cuánta cebolla, ¿ajo?, cómo y cuánto el hervor para que la magia de la acidez permanezca.

Me contaban hace unos días que si les convidaba un poquito para una cena que se anda organizando

Opípara, femenina, cachonda, de lo más íntimo del mundo; y pensé en una mignonette que Diego Hernández me dio hace muchísimos años en Corazón de Tierra con tomate verde crudo. Inolvidable

El tomate enamora, namás hay que andarse con cuidado.

Quiero aprender a hacer consomés así casi clarificados de jitomates, miltomates y tomates. He pensado  servirlo con erizo, súper sutil, apenas una agüita jitomatosa muy delicada que, como el mar, bañe las carnes de aquéllas gónadas sexosas de colores entre amarillos y anaranjados que de cinco en cinco hacen del erizo ese poderoso bocado que como un buen beso te lleva al cielo. 

Me gustan los jitomates -como la vida- a mordidas. 

Ya ando organizando un paseo oaxaqueño con prueba de decenas de variedades de esa fruta, en esa geografía, que aunque suene petulante, los hace crecer más sabrosos y risueños que en la campiña italiana que es celestial sí, pero el campo y la milpa oaxaqueña es el firmamento mismo. 

Y con una cumbia de fondo, más. 

Que si andino que si azteca. Qué discusión más vieja y cómo me recuerda a paseos en coche hablando de sales, del origen del maíz y de si el ceviche es con v o con b. 

He decidido que sí, que sí voy a compartir una tacita de mi salsa verde para esa cena.

Es muy mía, pero también es ya de los que aprecian mis chilaquiles cortados en cuadrados pequeñitos, y de los que saben que mi abuela me enseñó, que sólo los chilaquiles así combinan con nuestros muebles y que no somos tan ricos como para comprarnos zapatos baratos. 

Que sea para bien. Que la salsa enriquezca otras vidas, nutra otros corazones, que la salsa verde de Valentina, en un infinito acto de valentía, sea para generar sonrisas y asegurar y advertir, siempre, que la cocina enamora. 

Y quien la pruebe, que lo sienta.

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