Opinión
Nube Viajera: Opiniones de una "lista"
Hace años tuve en Londres una comida en Lyle's con el orquestador de todo este tinglado de nombre 50 Best Restaurants. ¿Qué necesita un país para potenciarse como destino gastronómico?, me preguntó alguna vez un alto (altísimo) funcionario.Hace años tuve en Londres una comida en Lyle's con el orquestador de todo este tinglado de nombre 50 Best Restaurants. ¿Qué necesita un país para potenciarse como destino gastronómico?, me preguntó alguna vez un alto (altísimo) funcionario. Uy, qué amplia pregunta, centros de enseñanza, libros, intercambios y, también, atención que resuene en todo el mundo.
Ahí comenzó mi relación con aquella afamadísima, vanagloriada y criticada institución. De pronto te acuerdas que estamos rodeados de inseguros, me dijo una vez un cocinero poco cercano a este ránking de restaurantes, pero sí muy agradecido con sus comensales. No, no me gusta ir a un teatro a que me tomen fotos, en primer lugar, me dijo. No, no es el mío uno de los mejores restaurantes del mundo me dijo también. Pero sí, hay que dar gracias y ser respetuoso con la opinión de quien comió en tu casa y consideró que tu establecimiento debe ser parte de aquello, finalizó. Vaya palabras, por algo es un hombre tan grande como la luz que calienta y pinta de verde los cerros entre los cuales cocina.
Cuando se compite se calientan los ánimos y es normal, es humano. Que si ese mole no es suyo, que si lo único que tiene ese restaurante es buen producto, que si mi actuar como miembro de esa Academia es imparcial y hasta cotizo (y barato) por adentrarte a aquél mundillo. La desinformación y la distancia generan dudas, y hay dudas que matan y respuestas que más.
Habiendo sucedido esta semana varias fiestitas latinoamericanas alrededor del festejo de los que históricamente han sido los mejores restaurantes de Latinoamérica de acuerdo al referente del que platico, volví a reflexionar: ¿por qué me metí a esto?, ¿por qué creo que es un mecanismo de impulso? Entonces regresan las respuestas, mi origen, mi pasión profunda por mi país y mis ganas incansables de promoverlo.
Quiero releer textos sobre poder suave de Joseph Nye y volver a sentir ese veinte que me cayó hace años: nuestra cocina es un lenguaje poderosísimo para comunicar lo grandes que somos en México.
¿Queda corta la lista?, no hay duda. Dónde está Veracruz y sus acamayas, dónde está Thalía y su amarillito con hongos de la región mixteca. Cómo puede considerarse mejor un restaurante que ofrece burbujitas con curry sobre una cuchara, de técnica impecable, que uno que sirve ostiones frescos con limón y Búfalo sobre bancos de rebanadas de palmera, y cuya única técnica es saber abrir las conchas y olerlas antes de servirlas.
Celebro a los triunfadores latinoamericanos de esa lista, no todas sus cocinas me gustan, pero respeto enormemente su trabajo. Celebro también las opiniones encontradas, las opiniones punto, sólo a través de diferentes puntos de vista los proyectos evolucionan y no nos tiene por qué gustar lo mismo a todos, por suerte. El ganador de la tarde oaxaqueña un gallo. El mejor restaurante de Latinoamérica, el que a cada quien le da la gana.