Opinión

Nube Viajera: De sopas y brujerías

Cuando uno anda pilas, anda desvelado, anda pensativo, ande como sea, la sopa ayuda. Hoy ando necesitada de sopita para el alma
viernes, 15 de enero de 2021 · 01:30

Cuando uno anda pilas, anda desvelado, anda pensativo, ande como sea, la sopa ayuda. Hoy ando necesitada de sopita para el alma. 

Me tomé una sopa de lentejas hace dos días para la energía y no sólo sabe sabrosa, sino siento que crezco y pienso mejor. Encontré una receta de domingo del New York Times -qué rico periódico dominical- que me hizo muy bien: de pollo, mucho apio, berza, espinaca y ralladura de limón amarillo. Simple, un caldo restaurativo en toda la extensión de la palabra

La sopa de fideos, número cero, dorados en aceite a la perfección y luego sumergidos en caldillo de jitomate y ave, es quizá una de las que más uso para fines medicinales. Me gusta en mi casa porque me gusta la mía y nunca me la pierdo en Nicos con menudencias. Un poquito de higaditos, un poquito de corazón, esas proteínas que nadan en una sopa amorosa y que protege. A veces se nos olvida que está bien necesitar protección

En términos generales me ponen feliz las sopas frías porque son alegres. La sopa de aguacate y yogurt de mi abuela, mi gazpacho, y una sopa de coco en Bangkok que no se me olvida. Pero hoy necesito mayor temperatura, necesito calentarme, calmarme, restablecer. Un cappelletti al brodo haría maravillas porque, como lo haría un buen caldo de camarón con chiles secos, papitas y zanahorias, hay platos que abrazan. Necesito abrazos.  

Ando buscando platos de consomé para romper la promesa que me hice de no comprar más vajillas. Así, de porcelana, china bone, blancos y de asitas delgaditas para tomar con ambas manos y recordar que la etiqueta de un caldo es con sorbitos silenciosos, pero muy, muy sanadores.  

Imaginé una sopa de espinaca y cilantro con un poquito de comino terminada con tahina y polvo de espirulina que, como me contaron Peter y Luis, nos hará más guapos, más felices y nos hará estar más juntos. Sólo por eso valen la pena los nuevos proyectos. 

Quiero un ajiaco, necesito mimarme con ese sabor a huasca y a papas andinas. Chato, ya voy para allá, ¿menos 50 Best y más sopas y abrazos sí? Es tiempo de guardarse, de apapachar el alma y el espíritu, es un momento de pausa y reflexión me dijo un hombre sabio que come pésimo, pero sabe querer bien. Caldo de gallina, sopa de cebolla con rebanada generosa de baguette y cantidad osada de queso gratinado, sopa de bolitas de masa, mi consomé Rubí o una borsch. Me automediqué sopas con pequeñas cucharadas de esperanza y calorcito. Sopas que curan la ansiedad de no vernos, el mal de amores, hacen que duela menos el mal rumbo del país o lo mucho que nos hace falta abrazar. Nací sopera. Me gusta en la comida y en la cena, me hace bien y me nutre espiritualmente.  

Otras Noticias