Gastronomía

Nube viajera: Picnics y vistas infinitas

Sana distancia, medidas de protección y planes al aire libre para chicos y grandes en Vail
viernes, 7 de agosto de 2020 · 01:52

Por Valentina Ortiz Monasterio

Esas montañas. Sí, ya sé que tenemos las nuestras, pero también esa cordillera y esas vistas tienen algo de mi corazoncito. Decidiendo cuidarnos y respirar un poco de aire distinto, nos encaminamos a la oferta de planazos de familia que éste y muchísimos veranos -éste con especial énfasis en la seguridad-, tiene para los que nos gustan los ríos, los bosques y los árboles altísimos. Vail, sus montañas y sus vistas infinitas. 

Actividades al aire libre -pues hay básicamente todas-, y no se acaban. Cientos de millas de ríos, cómo disfruto su sonido y sentarme ahí a contemplar. Caminar en plan serio como a mí me gusta, o menos serio más bien paseíto, por toda la montaña es un ejercicio no sólo físico sino espiritual. Encuentras en aquel valle kilómetros y kilómetros de rutas trazadas para caminarlas y a través de ellas topos, castores, ardillas, venados, y muchos, muchos árboles que se mecen en un silencio casi monástico. Un paraje inolvidable. 

Me senté a contemplar en muchísimas piedras, la luz de Vail es increíble. Para los adrenalínicos las opciones sobre ruedas son ganadoras y muy exitosas. Sí, así en plan "vas a la guerra a la montaña", la experiencia downhill de bici de montaña es fuera de serie. Recorrieron los míos -porque yo lo hice más brevemente digamos-, mucho y, las bajadas, las curvas, la vista, el paisaje y la emoción de Radio Flyer, Big Mamba o Fred´s Lunch se queda en uno. La sonrisa y la satisfacción son increíbles.  

Para merecernos esas costillitas BBQ ahumadas como pocas había probado debíamos, desde luego, navegar en balsa un par de horas por unos rápidos en plan rafting a través de los cañones más viejos e impresionantes con borbotones de manantiales. Es una cantidad de agua que no se cree. Y, obvio, las cervezas saben a gloria.  

Sana distancia, medidas de protección y planes al aire libre para chicos y grandes -los míos eran muchos y en todas las facetas de edades y humores-, así se respiraba Vail en cada rinconcito el verano. Cena al fresco en Sweet Basil, ostiones y cervezas artesanales con vista a la montaña, cafecito y sándwich de huevo en Joe´s o -mi mejor plan-, mantel bajo la sombra de los árboles hasta arriba de la montaña con buena charcutería y mucho pan. Me inyectó energía ver a mis hijas, sobrinos, amigos y amores sonreír. Quiero más vista a la montaña en el solecito de la mañana con aroma a café. Hizo bien.

 

 

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