Opinión

Nube viajera: Los sonidos del sabor

La comida que suena atrae. Una mordida a un taco de chicharrón, o la presión contenida en el champagne...
viernes, 23 de octubre de 2020 · 01:40

Mi barrio fue Coyoacán, del lado no sofis, del lado de El Tajín, del lado del Videocentro, del lado de Pacífico, la calle que conducía a División del Norte, luego a Tlalpan y eventualmente a Acoxpa, el paraíso, de los tacos de suadero frente al cine Copacabana.

Dos veces salí a la calle confundida, pero uno aprende. Dos veces salí a la calle pensando que era el carrito de los plátanos -así, ahumados y con leche condensada, uno de los pocos postres que me gusta-, y no, para la tristeza de una niña, el silbato era la bici del afilador con esa rueda de piedra que saca miles de chispas. 

Luego aprendí que el carrito de los camotes y los plátanos, sólo sale de noche.

Sonidos y más sonidos. Las cumbias que suenan en los taxis, las bicis disfrazadas los domingos en el Paseo de la Reforma tocando los Teen Tops, los mariachis buscando mesas de borrachos desafinados, pero enamorados. La fritanga, el burbujeo de las carnitas, todo eso, también se escucha. 

La comida que suena atrae. Una mordida a un taco de chicharrón, un charal o la presión contenida en el champagne, los tres, en idénticas medidas a mi me hacen feliz, y creo que a todos mejores personas.

Acérquese y pida sus ricos tamales oaxaqueños, esa grabación que anuncia la llegada del tamalero y que conocemos tanto como las campanas de la catedral o la alarma sísmica. El caracol de un conchero en el zócalo. 

¿Sabrá a qué me refiero un vasco o un canadiense?

 “Hay merengueeeees”, canta el merenguero. ¿Habrá algo así en La Molina?, ¿en Harlem?. No lo sé, no sé aún a qué suena toda la comida del mundo, pero domino, como pocos, el sonidito sabroso de la mordida a una tostada, como la que me comí de camarón de profundidad y queso de puerco el martes, creación de Lalo García. Gloriosa. 

Así como el tin tin del carrito de helados que los que paseamos los parques seguimos viendo omnipresente, así los sonidos, de esos ricos y cachondos, de la cocina de mi país. 

Ruiditos, ruiditos ricos, de esos que gustan.

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