La manteca es uno de esos ingredientes que están presentes de manera común en los hogares mexicanos gracias a que se usa de formas muy variadas en la cocina tradicional. Por ejemplo, podemos verla en tamales, en frijoles refritos, en tortillas y hasta en panes. Pero si alguna vez has adquirido este tipo de grasa, probablemente te has dado cuenta de que no siempre viene lista para usarse de forma directa o con las mejores características. Ahí es donde entra el proceso del blanqueado o limpieza de la manteca.
Limpiar la manteca de cerdo nos ayuda a quitarle las impurezas, los residuos sólidos o los restos de carne que pueda contener desde su elaboración. Al realizar este paso no solo vamos a mejorar el sabor y el olor de la grasa, también vamos a extender su tiempo de vida útil y haremos que sea un ingrediente mucho más versátil en la cocina, pues una manteca bien blanqueada puede utilizarse tanto para cocinar platos tradicionales como para elaborar repostería.
Así es, al blanquear la manteca reduciremos mucho ese sabor intenso a carne y fritura que podemos llegar a notar en algunas ocasiones si este tipo de grasa no está limpia de forma correcta. También obtendremos una textura más suave y un color más claro, de ahí que a este proceso también se le conozca como “blanquear la manteca”. Afortunadamente, limpiar la manteca es un proceso muy sencillo, y aunque puede ser tardado, requiere poco esfuerzo de tu parte.

Cómo limpiar o blanquear la manteca correctamente
Lo primero que tienes que hacer es fundir la manteca a fuego bajo. Colócala en una olla grande y caliéntala poco a poco, permitiendo que se derrita sin llegar a hervir o dorarse. Esto ayudará a separar los sólidos, que se asentarán en el fondo. También ayudará a que el agua se evapore poco a poco, lo que mejorará su textura y permitirá que la manteca sea más fácil de manejar una vez que esté fría.
Después de 20 minutos de cocción, deberás retirar la manteca del fuego y colarla. Ayúdate de un colador fino y un paño de cocina limpio. Utilizando ambos métodos al mismo tiempo, eliminarás los residuos sólidos y las partículas oscuras que pueden afectar el sabor y la textura de tu manteca. Notarás cómo ahora la grasa ha quedado más clara y uniforme. Puedes dejarla enfriar y después almacenarla, o repetir el paso derritiendo la manteca una vez más para una segunda filtración.
Cómo guardar la manteca una vez que la haz limpiado
Puedes filtrar la manteca cuantas veces quieras, y esto ayudará a que quede más limpia, pero también eliminará un gran porcentaje del agua, lo que hará que la manteca sea más dura. Muchas personas suelen prevenir esto agregando un poco de agua una vez que la manteca se ha filtrado, lo que ayuda a mantener su textura suave. Por último, coloca tu manteca limpia en frascos o recipientes totalmente limpios y secos. Espera a que se enfríe por completo antes de guardarla en un lugar oscuro y fresco, o en el refrigerador.