Los huertos urbanos se han convertido en una excelente opción para quienes buscan acercarse a la naturaleza, aprovechar espacios reducidos y cultivar alimentos frescos en casa. Entre las plantas aromáticas más apreciadas por su sabor y versatilidad se encuentra la albahaca, indispensable en la cocina mediterránea y perfecta para dar un toque especial a ensaladas, pastas o pestos caseros.
Cultivar albahaca en casa no solo es práctico, sino que también aporta beneficios ambientales y emocionales. Esta planta es muy resistente, crece rápido y su aroma agradable ayuda a repeler insectos no deseados. Además, tenerla al alcance de la mano facilita incorporar ingredientes frescos y saludables a tu alimentación diaria.
Si estás pensando en iniciar tu propio huerto urbano, la albahaca es una de las mejores opciones para principiantes y expertos. A continuación, te compartimos una guía definitiva para que aprendas a plantarla, cuidarla y aprovecharla al máximo.

¿Cómo plantar albahaca en casa?
Para comenzar, elige una maceta de al menos 20 centímetros de profundidad con buen drenaje. Llénala con sustrato ligero y fértil, preferiblemente una mezcla de tierra para huerto y composta. Siembra las semillas a una profundidad máxima de 1 centímetro y cúbrelas con una capa ligera de tierra. Riega con un atomizador o un chorro muy suave para no mover las semillas.
La albahaca necesita un lugar con luz indirecta intensa o sol directo parcial, alrededor de 6 horas al día. Mantén el sustrato ligeramente húmedo, evitando encharcamientos que pudieran provocar hongos. En una o dos semanas comenzarás a ver los primeros brotes, y en un mes tendrás una planta lista para su primera cosecha.
Es recomendable sembrar nuevas semillas cada 3 o 4 semanas para asegurar una producción continua durante la temporada cálida, ya que la albahaca es muy sensible al frío. Si vives en un clima templado, puedes cultivarla prácticamente todo el año.

Cuidados esenciales para una albahaca sana
Para que tu planta crezca vigorosa, retira las hojas amarillentas y corta las flores en cuanto aparezcan. Esto ayudará a que concentre su energía en producir más hojas y se mantenga tierna por más tiempo. La poda regular estimula un crecimiento frondoso y evita que la planta se vuelva leñosa.
Abona cada 15 días con fertilizante líquido orgánico, diluido según las instrucciones del fabricante. Si detectas plagas como pulgones o mosca blanca, puedes rociar una mezcla de agua con jabón potásico o preparar un insecticida casero con ajo y chile.
La cosecha puede comenzar cuando la planta mida al menos 15 centímetros. Corta las hojas superiores con tijeras limpias, procurando dejar siempre algunas ramas para que siga desarrollándose. Disfruta tu albahaca fresca en tus recetas favoritas o sécala para conservarla más tiempo.