Con la llegada del verano, el clima puede ponerse bastante extremo. Un día el sol está tan fuerte que parece que la tierra se parte, y al siguiente, una tormenta deja todo empapado. Estos cambios tan drásticos no solo nos afectan a nosotros, también ponen a prueba la resistencia de nuestras plantas.
Si has notado que tus macetas empiezan a verse tristes, con hojas caídas o manchas extrañas, puede que no se estén adaptando bien al clima de esta temporada. Y no es para menos: el calor extremo, las ráfagas de viento seco y las lluvias intensas pueden causar estragos, sobre todo si tu plantas no están bien cuidadas o ubicadas.
Por eso, si quieres evitar que tus plantas se sequen, se ahoguen o simplemente se mueran durante los meses más calurosos del año, te compartimos algunos consejos prácticos y muy sencillos para mantenerlas sanas, sin importar el cambio constante del clima. ¡Toma nota!
1. Cuidado con el riego excesivo
Aunque parezca lógico regar más en verano, no todas las plantas necesitan la misma cantidad de agua. Algunas sufren más por el encharcamiento que por la sequía. La clave es revisar la humedad de la tierra: si al meter un dedo el sustrato está húmedo, no hace falta regar.
2. Evita el sol directo todo el día
El sol es necesario, pero no en exceso. Muchas plantas de interior o sombra no toleran estar expuestas todo el día al sol de verano. Si notas hojas quemadas o secas en las puntas, es probable que estén recibiendo demasiado sol directo. Muévelas a un lugar con luz indirecta o donde solo les dé el sol por unas horas. Si tienes jardín, considera usar una malla de sombra para protegerlas en las horas más intensas.
3. Mejora el drenaje
Durante las lluvias, las macetas sin buen drenaje pueden acumular agua y pudrir las raíces. Asegúrate de que tus plantas estén en macetas con orificios de drenaje y usa un sustrato que permita el paso del agua sin que se compacte demasiado. Si están en el jardín, trata de hacer pequeñas zanjas o elevar un poco la tierra para que no se inunden en caso de tormenta fuerte.
4. Poda lo necesario
El verano es buen momento para hacer una ligera poda de mantenimiento, eliminando hojas secas, flores marchitas y ramas débiles. Esto ayuda a que la planta no desperdicie energía y pueda concentrarse en mantenerse fuerte durante esta temporada tan demandante.
5. Vigila las plagas
Con el calor y la humedad, aparecen con más frecuencia plagas como pulgones, cochinillas y hongos. Revisa tus plantas al menos una vez por semana, y si ves algo sospechoso, actúa rápido con un insecticida natural o con remedios caseros como el agua con jabón biodegradable.
