Cuando comemos una fruta con cáscara, lo más común es desecharla sin pensarlo dos veces. Sin embargo, ese colorido envoltorio que tienen las frutas esconden un tesoro de beneficios que muchas personas desconocen. La cáscara de mandarina es un claro ejemplo, ya que está llena de compuestos naturales que pueden aportar grandes ventajas tanto para la salud como en usos domésticos y de belleza.
Desde tiempos antiguos, en diversas culturas asiáticas y latinoamericanas, las cáscaras cítricas se han usado como remedios caseros y para aromatizar espacios. Su aroma fresco, su capacidad para combatir bacterias y su versatilidad la convierten en un recurso que vale la pena aprovechar. Y lo mejor: todo esto sin necesidad de gastar más, ya que es algo que normalmente termina en la basura.
En la actualidad, cada vez más personas están redescubriendo el valor de los ingredientes naturales, y la cáscara de mandarina se ha vuelto una aliada perfecta en este regreso a lo sencillo, saludable y sustentable. Por ello, en esta ocasión te contamos 3 formas en las que puedes sacarle el máximo provecho a las cáscaras de mandarina.
Infusión de cáscaras de mandarina
Una de las formas más comunes de utilizarla es como infusión: solo necesitas secar las cáscaras al sol y luego hervirlas en agua. Esta bebida ayuda a mejorar la digestión, reducir gases y aliviar la congestión nasal gracias a sus aceites esenciales. También tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que fortalecen el sistema inmune.
Aromatizante casero
En el hogar, la cáscara de mandarina es útil como ambientador natural. Puedes colocarla en una bolsita de tela o hervirla con canela para perfumar tu casa. Además, su poder antibacteriano la hace excelente para preparar limpiadores ecológicos: solo necesitas alcohol o vinagre para crear una mezcla efectiva y aromática para superficies.
Exfoliante natural
En el cuidado personal, la cáscara seca y molida puede usarse como exfoliante natural para la piel, ayudando a eliminar células muertas y a combatir el acné gracias a sus propiedades astringentes. También se emplea en mascarillas caseras para dar brillo y suavidad al rostro. Así que la próxima vez que comas una mandarina, ¡piénsalo dos veces antes de tirar la cáscara!
