Una de las comidas más ricas son las milanesas crujientes, doradas y bien sazonadas. Ya sea de pollo, res o cerdo, este platillo es un clásico de la cocina mexicana que nunca falla. Pero hay algo que puede marcar la diferencia entre una milanesa buena y una espectacular: el empanizado.
Si alguna vez has sentido que tus milanesas quedan flojas, se les cae el pan o no están tan crujientes como te gustaría, no te preocupes. El truco de cocina está en la técnica y en los ingredientes que usas para cubrir la carne. Y aunque suena complicado, es más fácil de lo que crees.
En esta nota te vamos a compartir un método que te va a encantar. Todo tiene que ver con una mezcla especial con huevo, leche y 3 tipos de empanizador: pan molido, panko y galletas saladas trituradas. Dale una oportunidad y verás cómo te van a encantar tus milanesas empanizadas.
¿Cuál es el secreto para lograr un empanizado perfecto?
El primer paso es que tus milanesas estén delgadas, bien limpias y secas. Esto ayuda a que la mezcla se adhiera mejor. El siguiente truco está en el doble empanizado. No, no es exageración. Esta técnica logra que se forme una capa firme, dorada y crujiente al freírlas.
Primero pasa la milanesa por una mezcla de huevo con un chorrito de leche, lo que hará que el empanizado se pegue de forma uniforme. Después, cúbrela con la mezcla de empanizadores. Aquí está lo bueno: mezcla partes iguales de pan molido, panko y galletas saladas trituradas.
Luego, vuelve a pasarla por el huevo con leche y otra vez por la mezcla crujiente. ¡Y listo! Tendrás una milanesa con una doble capa que, además de tener un aspecto agradable, al morderla se escucha ese crujido tan satisfactorio que suena al comer un platillo con empanizado.
