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2 tips para hacer tu masa madre y que esponje

Descubre los 2 tips clave para fortalecer tu masa madre y lograr panes más esponjosos: usa harinas ricas y espera el punto óptimo de

2 tips para hacer tu masa madre y que esponje
Sigue estos consejos para que tu masa madre esponje demasiado Foto: Freepik / Canva / Pixabay

Hacer pan con masa madre puede parecer un reto, pero en realidad es un proceso natural que solo requiere paciencia, práctica y algunos cuidados clave. Uno de los mayores retos al preparar tu propia masa madre es lograr que tenga suficiente fuerza para que el pan esponje bien, con ese interior aireado y suave que tanto disfrutamos. Si tu masa ha resultado pesada, densa o sin volumen, probablemente necesitas ajustar tu técnica.

La masa madre es una mezcla viva de harina y agua que, al fermentar, desarrolla levaduras y bacterias naturales. Estas son las responsables de hacer que el pan suba sin necesidad de levadura comercial. Pero para que funcione bien, esta mezcla necesita ser alimentada correctamente y mantenerse en condiciones ideales. Los errores más comunes suelen estar relacionados con el tipo de harina, la temperatura ambiente y el momento de usarla.

La buena noticia es que hay pequeños cambios que pueden hacer una gran diferencia. En lugar de desanimarte por un mal resultado, lo mejor es observar, ajustar y volver a intentar. Por ello, aquí en GastroLab te compartimos 2 tips esenciales que te ayudarán a fortalecer tu masa madre y lograr panes más esponjosos y sabrosos, como los de panadería.

Foto: Freepik

Aliméntala con una harina rica en nutrientes

Uno de los secretos para una masa madre activa y burbujeante está en el tipo de harina que usas. Las harinas integrales, como la de centeno o trigo entero, contienen más minerales y nutrientes que favorecen el desarrollo de microorganismos. Si tu masa madre está débil o no sube lo suficiente, prueba con una mezcla de harina blanca y harina integral. Esto puede dar un impulso importante en las primeras etapas de fermentación.

Además, asegúrate de alimentarla con regularidad: idealmente cada 12 o 24 horas, dependiendo de la temperatura del ambiente. Si hace frío, los procesos son más lentos; si hace calor, todo ocurre más rápido. Alimentarla con constancia asegura que las levaduras se mantengan activas y listas para trabajar cuando las necesites.

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No la uses recién alimentada: espera el punto óptimo

Un error común es usar la masa madre justo después de alimentarla, cuando aún no ha alcanzado su punto máximo de actividad. Lo ideal es esperar a que esté en su “pico”, es decir, cuando ha duplicado su volumen y está llena de burbujas. Este momento puede tardar entre 4 y 8 horas, dependiendo del clima y la fuerza de tu masa. Usarla en este punto garantiza que tenga la energía suficiente para hacer esponjar el pan.

Una buena forma de comprobar si está lista es hacer la “prueba del flotado”: toma una cucharadita de masa madre y colócala en un vaso con agua. Si flota, está lista para usar. Si se hunde, aún le falta fermentar o ya pasó su punto ideal. Con estos 2 tips sencillos, tu pan tendrá una mejor textura, más volumen y ese sabor profundo característico de la fermentación natural.

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