Nada decepciona más que preparar pollo frito con esmero y descubrir, al primer bocado, que la textura no es la esperada. Sin ese crujido inconfundible, el platillo pierde gran parte de su encanto, pero lograr una cobertura crocante no es cuestión de suerte, existen algunos tips que pueden mejorar el resultado.
Hay trucos que los cocineros profesionales siguen al pie de la letra para asegurar el resultado y hacer que esa fritura quedé a la perfección sin que la carne absorba tanta grasa, se desprenda el empanizado (en caso de que las piezas de pollo sean empanizadas) y teniendo una textura sumamente crujiente.
Si te estás preguntado; qué hacer para que el pollo frito quedé crujiente, entonces tendrás que prestar mucha atención a los siguientes dos tips que debes seguir inmediatamente desde casa para tener un platillo digno de sabor espectacular que parecerá de restaurante.
2 tips para que el pollo frito quede crujiente
Estos son dos trucos de cocina para que el pollo frito quede crujiente, uno servirá para mejorar la textura del empanizado y el otro por si la carne no lleva ningún empanizado.
1.- El doble empanizado es la clave
Uno de los métodos más efectivos para lograr una corteza gruesa y crujiente consiste en aplicar un doble empanizado. Primero, se pasa el pollo por harina sazonada, luego por una mezcla líquida (como huevo batido o suero de leche), y finalmente por otra capa de harina o pan rallado. Esta técnica crea una costra más robusta que se vuelve dorada y crocante al freír.
2.- La fritura para tener un gran resultado
Si el pollo no lleva un empanizado (a muchas personas les gusta freírlo sin esa capa de pan molido), la fritura será parte fundamental para lograr esa textura de la carne crocante y para ello se recomienda freír a una temperatura de aproximadamente 170 y 180?°C, además de que el aceite tiene que estar ya caliente para evitar que absorba grasa extra.
Con estos dos sencillos tips ahora sabrás cómo lograr que un pollo frito ya sea empanizado o sin empanizar pueda tener una textura crujiente por fuera e incluso jugoso por dentro para que los comensales especiales del hogar puedan disfrutarlo.
