Si tienes un huerto en casa, sabes lo gratificante que es disfrutar de ingredientes frescos y naturales que, además, estén producidos por ti mismo. Entre las opciones más sencillas que existen para iniciar a cultivar vegetales en casa está el ajo, que destaca por su facilidad de cultivo y todos los beneficios que ofrece tanto en la cocina como para la salud.
Plantar ajos en casa es ideal, ya que requieren muy poco espacio y se adaptan fácilmente a macetas o pequeños jardines. Lo mejor de todo es que su mantenimiento es bastante sencillo y es una forma muy económica de tener siempre a la mano este alimento, que es de los más usados en la gastronomía. Lo mejor de todo es que para iniciar con el cultivo de ajo solamente necesitas eso: ajos.
Con los ajos frescos que tienes en casa puedes iniciar tu propio cultivo. Es bastante sencillo y no requiere de procesos complejos. Aquí te vamos a contar cómo plantar ajos de forma práctica y qué cuidados básicos necesita este tipo de planta para que puedas lograr una cosecha exitosa en poco tiempo. Solo sigue nuestro paso a paso.
Cómo plantar ajos en casa
Elige los ajos y sepáralos de la cabeza sin quitarles la cáscara. Después, prepara el sustrato con tierra suelta y rica en nutrientes. Deberás utilizar un lugar con buen drenaje y mínimo con 10 cm de profundidad. Una vez que tienes el espacio listo, siembra los ajos: planta cada diente con la punta hacia arriba, a una profundidad de 3 cm, y deja una distancia de 10 cm entre cada diente.
Cuidados del ajo
Una vez que tengas listos tus ajos, mantén la tierra húmeda, pero evita el encharcamiento. Es decir, tendrás que regar ligeramente cada vez que la superficie del sustrato se vea seca. También tienes que colocar la maceta en un lugar soleado o elegir un espacio con la cantidad de luz correcta, ya que el ajo necesita al menos 6 horas de sol al día para crecer correctamente.
Durante el crecimiento de los ajos tendrás que revisar que las plantas no estén demasiado húmedas, ya que esto puede traer enfermedades por hongos al cultivo. Una vez que las hojas tengan una buena altura y comiencen a secarse, deberás anudarlas y dejar que la planta se seque por completo para que puedas cosechar tus ajos. Afloja la tierra, extrae la planta y limpia las cabezas, que podrás utilizar en tu cocina.
