Durante la temporada de calor, nuestro cuerpo enfrenta un mayor desgaste debido a las altas temperaturas, lo que puede provocar deshidratación, malestar digestivo y una mayor sensibilidad a ciertos alimentos. Por eso, es importante prestar atención a lo que comemos y cómo lo conservamos, ya que algunos productos pueden representar un riesgo si no se manejan adecuadamente.
En esta época, las intoxicaciones alimentarias aumentan, ya que el calor favorece la proliferación de bacterias en comidas mal refrigeradas o preparadas con poca higiene. Además, hay alimentos que, por su composición o forma de preparación, pueden hacernos sentir más pesados o dificultar la digestión en días calurosos. Para cuidar tu salud y sentirte mejor durante el verano, te compartimos una lista de alimentos que es preferible evitar o moderar su consumo. Así podrás mantenerte fresco, ligero y sin complicaciones digestivas durante los días más calurosos.

Mariscos crudos
Los mariscos como ostiones, almejas, camarones o ceviches requieren condiciones de refrigeración estrictas para mantenerse seguros. El calor acelera la proliferación de bacterias como la Vibrio o la Salmonella, que pueden provocar intoxicaciones graves. Si decides consumirlos, asegúrate de que hayan estado siempre refrigerados y provengan de un lugar confiable.
Embutidos y carnes frías
Productos como salchichas, jamón, mortadela y chorizo pierden rápidamente su frescura si no se almacenan a temperaturas adecuadas. Estos alimentos son propensos al crecimiento de bacterias como la Listeria monocytogenes, que puede sobrevivir incluso en ambientes fríos y provocar infecciones severas. Además, son altos en sodio y conservadores, lo cual puede deshidratar más rápido al cuerpo.
Lácteos sin refrigerar
Leche, yogures y quesos frescos (como panela o requesón) pueden fermentarse, cortarse o llenarse de bacterias si pasan tiempo fuera del refrigerador. En el calor, basta con pocas horas para que estos productos pierdan su inocuidad. Consumir lácteos en mal estado puede provocar náuseas, diarrea o vómito.
Postres con crema o huevo
Tartas, pasteles con betún, mousses y otros postres que incluyen crema batida, natilla o huevo crudo son especialmente delicados. Estos ingredientes se deterioran rápidamente si no se refrigeran y pueden convertirse en un foco de intoxicación alimentaria. Lo ideal es consumirlos recién preparados o mantenerlos siempre en frío.
Alimentos fritos o muy grasosos
Durante el calor, el cuerpo tiende a deshidratarse más rápido y el sistema digestivo trabaja con mayor lentitud. Los alimentos fritos, capeados o con alto contenido de grasa saturada (como papas fritas, empanizados o tacos dorados) pueden causar pesadez, reflujo o sensación de malestar, además de aportar calorías vacías que no ayudan a mantenerse fresco ni con energía.