Normalmente, cuando pelamos un pepino, muchas veces tiramos la cáscara sin pensar en todo lo que este elemento puede ofrecernos. Aunque se trata de un vegetal fresco y ligero, la cáscara del pepino suele desecharse por ser bastante fibrosa; no obstante, guarda una gran cantidad de nutrientes y beneficios que pueden aprovecharse fácilmente en nuestra vida diaria.
La piel del pepino es un elemento que contiene muchos nutrientes que nos ayudarán a mejorar diferentes partes y procesos de nuestro organismo, como la digestión, el sistema inmune o la piel. Además, gracias a su textura y a su sabor suave, es muy fácil integrar la cáscara de pepino en muchas recetas con un resultado que te sorprenderá.
En lugar de desecharla, la próxima vez que prepares algún platillo con pepino, considera incorporar la cáscara a tu alimentación o incluso a tu rutina de cuidado personal, ya que esto es una forma práctica de reducir el desperdicio en la cocina y obtener todos esos beneficios naturales para tu salud que se pueden perder si terminamos tirando este elemento a la basura.
Usos y beneficios de la cáscara del pepino
Uno de los principales beneficios de la cáscara del pepino es su alto contenido de fibra, que al consumirla nos ayudará a favorecer el tránsito intestinal y mejorar nuestra digestión. Además, también es rica en antioxidantes como la vitamina C o los betacarotenos, que ayudarán a combatir los radicales libres y proteger las células del cuerpo del daño que estos causan.
También puede llegar a ser un excelente producto para el cuidado de la piel. Esta cáscara tiene propiedades antiinflamatorias y refrescantes que nos ayudarán a calmar irritaciones o la piel enrojecida. Para usarla, basta con frotar un poco de la cáscara fresca sobre el rostro o preparar una infusión con este elemento y usarlo como tónico natural en nuestra piel.
Incluso podemos agregar la cáscara del pepino a batidos, aguas frescas y jugos. Simplemente tienes que incorporar la piel como un elemento más de estas recetas. Por ejemplo, puedes combinarla con un poco de limón y menta para obtener un jugo saludable y revitalizante, o rallarla y añadirla a ensaladas para obtener un toque crujiente, fresco y nutritivo en tus preparaciones.
