El huevo es un alimento versátil y esencial en la gastronomía de prácticamente todas las culturas. Su equilibrio perfecto de proteínas, grasas saludables y vitaminas lo convierte en una fuente de nutrición fundamental para el ser humano. Desde el desayuno hasta la cena, el huevo se adapta a innumerables preparaciones: frito, cocido, revuelto, escalfado o incorporado en masas y salsas.
Más allá de su valor nutricional, el huevo es un ingrediente imprescindible en la cocina. Su capacidad de emulsionar, espesar, ligar y dar estructura lo hace indispensable en la repostería y la panadería. La clara, al batirse, se transforma en una espuma ligera y aireada, mientras que la yema aporta cremosidad y sabor. Además, su presencia en la dieta no solo responde a razones de sabor o tradición, sino también a su accesibilidad y bajo costo. Es un alimento que atraviesa clases sociales y se encuentra en los platos de todo el mundo, desde una sencilla tortilla casera hasta la sofisticación de un soufflé.
Sin embargo, este alimento básico en muchas cocinas del mundo, ha sido objeto de debate por años. Una de las preguntas más comunes es: ¿Se deben lavar los huevos antes de consumirlos? ¿Es un mito o una recomendación real? Este debate ha generado diversas opiniones, especialmente cuando se trata de la seguridad alimentaria y la conservación del producto. Por esta razón, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha compartido un boletín de información explicando cuál es la forma correcta de guardar este producto para evitar su contaminación.
¿Se deben lavar los huevos antes de refrigerarse?
De acuerdo a la Profeco, aunque los huevos se conservan a temperatura ambiente en los supermercados, es recomendable almacenarlos en el refrigerador una vez adquiridos, para mantenerlos a una temperatura fría y estable. Sin embargo, es importante evitar guardarlos en la puerta del refrigerador, ya que las fluctuaciones de temperatura pueden afectar su calidad. Además, se sugiere conservarlos dentro de su empaque original y alejados de otros alimentos para evitar que adquieran olores.
En su comunicado, la Profeco destaca que, para preservar la frescura y seguridad del huevo, no se debe lavar antes de guardarlo en el refrigerador. El lavado debe realizarse únicamente justo antes de usarlo para preparar algún platillo. Esto ayuda a mantener su capa protectora intacta, reduciendo el riesgo de contaminación.
Asimismo, Profeco explica que el primer paso para identificar que un huevo ya está en mal estado y no debe consumirse, es revisar la fecha de caducidad de estos productos, ya que esto es el principal indicador para conocer si el alimento aún puede utilizarse o ya no. Además, una vez roto el huevo, las personas deberán verificar que no desprenda olores extraños y que la clara sea totalmente transparente, de lo contrario no debe consumirse.
