Huerto

El tesoro oculto de las semillas de mango: así puedes germinarla en tu huerto casero

Descubre cómo puedes germinar la semilla de mango y darle una segunda vida en tu huerto casero. Un proceso fácil, sostenible y lleno de beneficios

El tesoro oculto de las semillas de mango: así puedes germinarla en tu huerto casero
Así puedes aprender a germinar la semilla de mango en tu huerto casero Foto: Shutterstock

Tener un huerto casero es una experiencia única, no solo te conecta con la naturaleza, sino que también te permite disfrutar de alimentos frescos y saludables. Cultivar tus propias frutas, verduras y hierbas aromáticas es una actividad gratificante que promueve nuestro bienestar físico y mental.

Además, tener un huerto en casa ayuda a reducir el desperdicio de alimentos, fomentar la autosuficiencia y hasta ahorrar dinero en la compra del supermercado. No importa si cuentas con un gran jardín o solo con unas macetas en el balcón, siempre hay opciones para empezar. Con un poco de paciencia y dedicación, pronto podrás cosechar los frutos de tu esfuerzo y disfrutar del sabor inigualable de lo que has cultivado con tus propias manos.

Una de las frutas más sembradas es el mango, sin embargo, aunque su germinación puede parecer difícil, con los cuidados adecuados es un proceso sencillo. En sus primeros años, puede crecer en macetas, lo que lo hace ideal para huertos urbanos. Si tienes poco espacio, puedes germinar la semilla y luego trasplantarla. ¿Quieres saber cómo se germina la semilla de mango? Continua leyendo.

Foto: Shutterstock

Cómo germinar la semilla de mango en casa

El primer paso para germinar una semilla de mango es extraerla cuidadosamente del hueso leñoso que la rodea. Para hacerlo, lava y seca bien la semilla después de disfrutar la fruta, luego usa unas tijeras o un cuchillo con cuidado para abrir la cáscara sin dañar la semilla interna. Una vez extraída, déjala secar unas horas antes de proceder.

A continuación, puedes optar por el método del papel absorbente o plantarla directamente en tierra. Si eliges usar el papel absorbente, entonces envuelve la semilla en una servilleta húmeda, colócala en una bolsa de plástico con cierre y guárdala en un lugar cálido. En aproximadamente dos semanas, comenzará a brotar. Si decides plantarla en tierra, asegúrate de enterrarla en posición horizontal a una profundidad de unos tres centímetros, en una maceta con buen drenaje.

El riego debe ser moderado, manteniendo la tierra húmeda pero sin encharcamientos. En pocos días, comenzarás a notar el crecimiento de un brote verde, lo que indica que la semilla ha germinado con éxito. A medida que crezca, puedes trasplantarla a una maceta más grande y, eventualmente, a un espacio exterior donde pueda desarrollarse completamente.

 

Temas