Las tortillas son un alimento básico en la dieta mexicana, presentes en casi todas las comidas del día. Sin embargo, como cualquier otro producto, tienen un tiempo de vida útil y pueden echarse a perder si no se almacenan adecuadamente. Aunque a simple vista pueden parecer en buen estado, hay señales claras que indican cuándo ya no son aptas para el consumo.
Conservar las tortillas en un lugar fresco y seco puede ayudar a prolongar su frescura, pero la humedad, el calor o un mal almacenamiento pueden acelerar su descomposición. A veces, incluso si la fecha de caducidad no ha pasado, pueden presentar signos de deterioro que es importante identificar para evitar problemas de salud.
Si tienes dudas sobre si tus tortillas aún están en buen estado, presta atención a ciertos detalles como su. A continuación, te explicamos qué debes observar para asegurarte de que sigan siendo seguras para el consumo.

Presencia de moho
Una de las señales más evidentes de que las tortillas ya no son seguras es la presencia de manchas verdes, blancas o negras en la superficie. Esto indica que ha crecido moho debido a la humedad y que no deben consumirse, ya que pueden causar problemas digestivos e intoxicaciones.
Olor y sabor alterado
Si al abrir el paquete notas un olor agrio, fermentado o rancio, es una señal de que las tortillas han comenzado a descomponerse. En algunos casos, pueden no tener un olor fuerte, pero al probarlas se percibe un sabor extraño o amargo, lo que indica que ya no son aptas para el consumo.
Textura dura o pegajosa
Las tortillas frescas deben ser suaves y flexibles. Si han pasado mucho tiempo almacenadas y se sienten demasiado duras o quebradizas, es posible que se hayan secado y aunque no estén en mal estado, su calidad ha disminuido. Por otro lado, si están pegajosas o viscosas, es una señal de que hay crecimiento bacteriano y es mejor desecharlas.

Para evitar que tus tortillas se echen a perder rápidamente, guárdalas en un recipiente hermético y, si no las consumirás pronto, puedes refrigerarlas o congelarlas para prolongar su vida útil. Siempre revisa su color, olor y textura antes de comerlas para asegurarte de que estén en buen estado.