Día de Muertos

¿Cómo saber si el pan de muerto ya se echó a perder y ya no es apto para comer?

Muchas veces queremos aprovechar el pan de la ofrenda para evitar tirar alimentos a la basura, pero este elemento se echa a perder muy rápido y puede causar molestias.

¿Cómo saber si el pan de muerto ya se echó a perder  y ya no es apto para comer?
Pon atención al pan de muerto y evita problemas de salud Foto: Shutterstock / Pexels / Ilustrativa

El pan de muerto es uno de los elementos más representativos del Día de Muertos. Es muy común que lo veamos tanto en las ofrendas como en la mesa de varios mexicanos. Su aroma y sabor llenan los hogares durante la temporada, pero como sucede con todo alimento fresco, su tiempo de vida es bastante limitado, y si lo dejas varios días en el altar o expuesto al ambiente, es probable que comience a deteriorarse y ya no sea seguro para que lo comas.

El pan de muerto suele durar algunos días en buen estado, pero debido a que está hecho con elementos como la mantequilla, la leche y los huevos, es más fácil que se descomponga rápidamente. Además, hay otros factores como la humedad o el calor que pueden acelerar el proceso de descomposición, y más si en la ofrenda hay otros elementos como flores, frutas o veladoras con los que puede entrar en contacto. Por eso, es muy importante que sepas identificar cuándo el pan ya no es apto para comer.

Poner atención a las señales de que el pan de muerto ya se echó a perder te ayudará a evitar un mal rato, e incluso una intoxicación alimentaria. Debes fijarte en tres elementos básicos que pueden indicarte si el pan aún es seguro o ya ha cambiado: nos referimos a la dureza, al olor y al interior del pan. Aquí te diremos qué es exactamente lo que tienes que buscar para saber si el pan de tu ofrenda aún es apto para que lo disfrutes.

Revisa muy bien el pan de muerto antes de comerlo sí se quedó expuesto en la ofrenda. Foto: Shutterstock  / Ilustrativa

Textura del pan

Una de las primeras señales que el pan de muerto nos da para saber que ya se echó a perder es la dureza del mismo. Cuando pasa mucho tiempo expuesto, el pan pierde su esponjosidad y su humedad natural, por lo que se vuelve seco y duro. Si estuvo expuesto al aire o al calor, es normal que se endurezca más rápido, así que puedes tomarlo entre tus dedos y presionar ligeramente; notarás al instante si aún sigue esponjoso o si ya ha perdido toda su textura.

Olor

El olor también puede ser un buen indicador de que el pan ya no está en buenas condiciones. Si comienza a desprender aromas rancios, agrios o diferentes al que habitualmente tiene, es probable que los ingredientes grasos y lácteos ya se hayan descompuesto. Y aunque tampoco es recomendable probarlo, pues podría causar molestias estomacales, el pan echado a perder tendrá un sabor ácido y desagradable.

Interior

Una de las mejores formas en las que podemos asegurarnos de que el pan de muerto ya no está en buenas condiciones es revisar el interior. Si al partirlo notas manchas verdosas, blancas o azuladas, así como crecimiento de hongos o texturas húmedas poco comunes, el pan ya está contaminado y lo mejor es no consumirlo. En este caso, deséchalo, incluso si solo una parte parece afectada, ya que los hongos y los microorganismos se propagan fácilmente, por lo que eliminar la parte visiblemente contaminada no sirve de mucho.

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